dilluns, 31 d’agost del 2015

UNA FAMÍLIA DE TBO







Marí Benejam i Ferrer (de firma "Benejam"), nacido en Ciudadella (Baleares) en 1890 y fallecido en Barcelona (Cataluña) en 1975. Fue el creador de los personajes más entrañables de la revista infantil TBO: La Familia Ulises (una típica familia de clase media, que fue enormemente popular, y de la que se llegó a editar un sello de Correos conmemorativo en 1997) y Morcillón y Babalí (que presentaba las peripecias de un explorador blanco y su guía de color, que se dedicaban a capturar animales salvajes con los más variados métodos).

Benejam, cuya obra destaca especialmente en la década de los 40 y principios de los 50, también dibujó algunos de los "Grandes inventos del TBO" y de los inventos del "Profesor Franz de Copenhage", y junto con Coll es probablemente uno de los máximos exponentes de la revista y la "escuela TBO". Como dato anecdótico, decir que Benejám firmó historietas como "Rino" y como "Ferrer", cuando aún no se había consolidado su fama. No sería exagerado decir que tanto él como Urda, fueron los grandes pilares del TBO.

Benejám murió en 1974 aunque ya la familia Ulises era desde hacía tiempo ya, dibujada por Salvador Mestres y por Blanco Ibarz. En esos tiempos el guión era de Carlos Bech, guionista muy conservador que hizo las historietas de la familia muy descafeinadas e incluso de cierto tinte melifluo y rosa, en comparación con las otras etapas de dicha familia, más críticas y ácidas, dentro de lo que siempre fueron los Ulises.
 

LA PINTURA TIENE NOMBRE DE MUJER


Las mujeres han practicado realizaciones artísticas en muchos tiempos y lugares. A menudo ciertos medios son asociados con las mujeres, por ejemplo las artes textiles; Sin embargo, estos roles de género en artes son diferentes en las distintas culturas y comunidades. Muchas formas de arte son dominados por mujeres han sólido ser vistos como manualidades en lugar de arte fino.
Las mujeres artistas han enfrentado retos debido a la forma en que ha sólido ser vista la mujer en el mundo artístico. Algunas veces han enfrentado dificultades en su educación, viajes y en la negociación de su trabajo y también para ganar reputación.
Comenzando en los finales de los años 1960 los artistas femeninos e historiadores de arte han creado un movimiento de arte femenino que le da su lugar a las mujeres en el mundo de las artes y explora la historia de las mujeres en las artes.


Prehistoria

No hay registros sobre quienes eran los artistas en épocas prehistóricas, pero muchos estudios de etnógrafos y antropólogos culturales indican que las mujeres fueron las principales artesanas en las culturas de el Neolítico, creando sus obras de cerámica, textiles, cestería, y joyas. La colaboración en proyectos de gran envergadura era típica. La extrapolación a la obra de arte y las habilidades del Paleolítico siguen la misma comprensión de las culturas conocidas y estudiadas a través de la arqueología. Las pinturas rupestres muetran huellas de manos de mujeres, niños y también huellas de hombres.


Era de la historia antigua

India

"Por alrededor de tres mil años las mujeres – y solo las mujeres – de Mithila han estado haciendo pinturas devocionales de los dioses y diosas de el panteón hindú. No es exagerado entonces decir que este arte es la expresión de los aspectos más genuinos de la civilización india."


Europa clásica y oriente medio.

En los primeros registros de las culturas occidentales, algunos individuos son mencionados, sin embargo, aunque las mujeres son representadas en todo el arte de la época, algunos registros muestran su trabajo como artistas. Antiguas referencias de Homero, Cicero y Virgilio mencionan sobre los roles de mujeres prominentes mujeres en la industria textil, poesía, música y otras actividades culturales, sin discutir sobre los artistas individuales en la cultura. Sucede lo mismo también en el caso de los escritos sobre artistas varones.
Entre los primeros registros históricos de Europa acerca de artistas individuales, Plinio el Viejo escribió sobre una serie de pintoras griegas, entre ellos Helena de Egipto, hija de Timon de Egipto
Algunos críticos modernos proponen que la pintura la Batalla de Issos puede no haber sido obra de Philoxenus si no de Helena de Egipto, quien fue una de las pocas pintoras conocidas que pudieron haber trabajado en la antigua Grecia, ella tenía la fama de haber pintado la Batalla de Issus colgada en el Templo de la Paz durante la época de el emperador Tito Flavio Vespasiano. Otras pintoras de la época fueron Timarete, Eirene, Kalypso, Aristarete, Iaia y Olimpia. Mientras que solo algunos de sus trabajos sobreviven, en la cerámica griega antigua se preserva una Hidria Caputi en la colección “El Torno” en Milán atribuido al pintor de Leningrado, creada entre 460 y 450 aC en la que se muestran a mujeres trabajando junto a hombres en un taller donde ambos grupos pintan los jarrones.




Europa

Periodo medieval

Durante la edad media temprana, las mujeres trabajaron a menudo a la par de los hombres. Iluminaciones de manuscritos, los bordados y capiteles tallados de la época demuestran claramente los ejemplos de mujeres trabajando en estas artes. Los documentos muestran que ellas también eran cerveceras, carniceras, comerciantes de lana y de hierro. Los artistas de entonces, incluidas las mujeres fueron un pequeño subconjunto de una sociedad a la que su condición le permite la libertad de estos más extenuantes tipos de trabajo. Las mujeres artistas a menudo pertenecian a dos clases educadas, ya sea la aristocratica adinerada o las monjas. Las mujeres aristocraticas creaban generalmente bordados y textiles, las artistas monjas a menudo producían iluminaciones.
Hubo una serie de talleres de bordado en Inglaterra en el medioevo, sobre todo en Canterbury y Winchester; El Opus Anglicanum o bordado Inglés ya era famoso en toda Europa - Un inventario papal del siglo XIII contó más de doscientas piezas. Se presume que las mujeres eran las autoras de casi la totalidad de esta producción. Uno de los más famosos los bordados de la época medieval es el tapiz de Bayeux, hecho con tela bordada de lana que tiene 230 pies de largo y que narra la Batalla de Hastings y la Conquista normanda de Inglaterra. El tapiz de Bayeux puede haber sido creado, ya sea en un taller comercial, o por una dama de la realeza o la aristocracia y su séquito, o un taller en un convento de monjas. Se tiene documentación sobre un taller real en el siglo XIV con sede en la Torre de Londres, y pudieron haber talleres en la época.

dilluns, 24 d’agost del 2015

LAS PRIMERAS MUJERES LIBREPENSADORAS. EDAD ANTIGUA

Las primeras mujeres filósofas de las que se tiene noticia estuvieron vinculadas a la escuela pitagórica (siglo VI ac). Sus ideas, sin embargo, fueron atribuidas a su fundador, Pitágoras. Poco después aparecen algunas mujeres relacionadas indirectamente con la filosofía, como Aspasia de Mileto, protectora de Protágoras y promotora del pensamiento y la cultura en la Grecia de Pericles. También hubo mujeres filósofas en las escuelas epicúrea y estoica, tanto en Grecia como en Roma. Diotima de Mantinea, filósofa y sacerdotisa griega. En la escuela cínica destaca Hiparquía de Maronea (siglo IV ac). Hacia el final del período helenístico despunta Hipatia de Alejandría, la mujer científica y filósofa más importante de la antigüedad. Estudió las obras de Platón y Aristóteles, pero se dedicó sobre todo a la astronomía y la matemática.


Aspasia de Mileto (en griego; Ἀσπασία; c. 470 a. C. – c. 400 a. C.), hija de Axíoco, fue una mujer famosa por haber estado unida al político ateniense Pericles desde aproximadamente 450-445 a. C. hasta la muerte de éste en el 429. Maestra de retórica y logógrafa, tuvo gran influencia en la vida cultural y política en la Atenas del Siglo de Pericles.
Se sabe poco de su vida. Pasó la mayor parte de su vida adulta en Atenas y pudo haber influido tanto a Pericles como a otros políticos atenienses. Se la menciona en los escritos de Platón, Aristófanes, Jenofonte y otros autores de la época.Plutarco se refiere a ella en su biografía de Pericles. /Era muy buena mujer, y lamentamos su perdida.../by alba/
Los escritores antiguos también recogen en sus escritos que Aspasia podría haber dirigido un burdel y la llaman hetera (una cortesana de la Antigua Grecia), si bien estos relatos han sido puestos en duda por los estudiosos modernos, basándose en que muchos de los autores eran escritores satíricos cuya principal finalidad era difamar a Pericles. Algunos investigadores cuestionan la idea de que fuese una hetera, y han sugerido que podría haber estado casada con Pericles. Aspasia tenía un hijo de Pericles, Pericles el Joven, que más tarde se convertiría en general en la academia militar ateniense y que fue ejecutado tras la batalla de Arginusas.
Se cree que Aspasia, tras la muerte de Pericles, se convirtió en amante de Lisicles, otro político ateniense.



Biografía

Origen y primeros años

Se desconocen tanto la fecha de su nacimiento como la de su muerte, aunque parece verosímil que naciera hacia 475 a. C. si aceptamos como cierto que tuvo un hijo con Lisicles, su segundo marido, llamado Poristes en 428 - 427 a. C. Por otra parte, si se tiene en cuenta que las fuentes que informan de este segundo matrimonio corresponden a poetas cómicos, tal vez se trate de una broma, ya que este nombre significa «proveedor de recursos». De no ser así, su nacimiento podría haber tenido lugar antes de esa fecha y, por tanto, la diferencia de edad con Pericles sería menor.
Aspasia nació en la ciudad jonia de Mileto (actual Aydın, Turquía). Se sabe muy poco de su familia, salvo que el nombre de su padre era Axíoco. Es evidente que perteneció a una familia adinerada, por la excelente educación que recibió. Algunas fuentes antiguas afirman que su padre era un prisionero de guerra de Cariaque acabó convertido en esclavo, si bien estos hechos normalmente son tomados como falsos.
Se desconoce la razón que la llevó a Atenas. El descubrimiento de una tumba del siglo IV a. C. con una inscripción que menciona el nombre de Axíoco y de Aspasia ha llevado al historiador Peter K. Bicknell a intentar realizar una reconstrucción del trasfondo familiar de Aspasia y de sus conexiones con Atenas. Su teoría le conecta con Alcibíades II del demo (pueblo) de Escambónidas, que fue condenado al ostracismo por la Asamblea de Atenas en el año 460 a. C. y que podría haber permanecido en Mileto durante su exilio. Bicknell conjetura que, durante su exilio, Alcibíades fue a Mileto, en donde contrajo matrimonio con la hija de un tal Axíoco, y que aquel pudo haber vuelto a Atenas con su nueva esposa y su hermana menor, Aspasia. Como apoyo a su teoría, Bicknell comenta que el primer hijo de este matrimonio recibió el nombre de Axíoco (tío del famoso Alcibíades) y el segundo el nombre de Aspasios. También mantiene que Pericles conoció a Aspasia a través de su conexión con la casa de Alcibíades.
En cualquier caso, sólo se tienen noticias fidedignas de la vida de Aspasia en el periodo comprendido entre su unión con Pericles y la muerte de Lisicles en el 427, de lo que se deduce que su vida pública mantuvo su interés solo en los años que duró su convivencia con estos dos hombres poderosos, y que después ya no convivió con ningún otro hombre ilustre. Si poco sabemos de su vida anterior a su encuentro y posterior unión con Pericles, menos sabemos aún de lo que fue de ella tras la muerte de su segundo marido.

Vida en Atenas[editar]

Jean-Léon Gérôme (1824–1904):Sócrates buscando a Alcibíades en casa de Aspasia, 1861.
Hay hipótesis verosímiles que datan la llegada de Aspasia a Atenas en torno a 450 a. C., fecha en la que pudo haber conocido a Pericles. De acuerdo con las afirmaciones (hoy discutidas) de los escritores antiguos, en Atenas, Aspasia se habría convertido en una hetera y posiblemente llegó a dirigir un burdel. Las heteras de Atenas eran cortesanas y mujeres de compañía de clase alta que, además de ofrecer belleza exterior, se diferenciaban del resto de mujeres atenienses por el hecho de que recibían una buena educación (a menudo tan alta como en el caso de Aspasia). Además, tenían independencia económica y pagaban impuestos. Eran posiblemente lo más cercano a mujeres liberadas que había en la sociedad ateniense y Aspasia, que se convirtió en una importante figura en su sociedad, era probablemente el ejemplo más obvio. Según Plutarco, Aspasia era comparable a la famosa Thargelia, otra hetera jónica de la edad antigua. Siendo una extranjera y, si lo que afirman los escritores antiguos es cierto, una hetera, Aspasia estaba libre de las restricciones legales que tradicionalmente confinaban a las mujeres casadas al ámbito del hogar, y estaba por tanto capacitada para participar en la vida pública de la ciudad.
Aspasia se convirtió en la amante del político Pericles a comienzos de la década de 440 a. C., aunque su estado marital se discute. En cualquier caso, hacia el año 445 a. C. su unión con el estratego ateniense ya debía ser sólida, teniendo en cuenta que de su relación nació un hijo, así como el hecho de que la milesia fuese acusada de instigar el apoyo de Atenas a Mileto en su conflicto con Samos en 440-439 a. C. a través de su relación con Pericles. Esto último hace pensar que los enemigos de Pericles presuponían una fuerte influencia de Aspasia en asuntos de estado.
Aspasia la milesia encajó perfectamente en el círculo de amistades de Pericles (algunos sofistas, entre ellos Anaxágoras). Tan es así que «el mismo Sócrates con sujetos bien conocidos frecuentó su casa, y varios de los que la trataron llevaban mujeres a que la oyesen».
Después de divorciarse de su primera esposa (alrededor del año 445 a. C.), Pericles comenzó a vivir con Aspasia, aunque su estatus marital está en discusión.Su hijo, Pericles el joven debió nacer alrededor del año 440 a. C. Aspasia, en esa época, debía haber sido muy joven, puesto que aproximadamente en el año 428 a. C. fue capaz de concebir otro hijo de Lisicles.



En el año 429 a. C., durante la Plaga de Atenas, Pericles fue testigo de la muerte en la epidemia de sus dos hijos legítimos nacidos de su primera esposa, Jantipo y Paralos, en el plazo de cuatro días. Con su moral bajo mínimos, rompió a llorar, y ni siquiera su compañera, Aspasia, pudo consolarle.
Justo antes de su muerte los atenienses permitieron un cambio en la ley de 451 a. C. que convertía a su hijo con Aspasia (de sangre ateniense solo por parte del padre), en ciudadano y heredero legítimo, una decisión sorprendente teniendo en cuenta que fue el propio Pericles quien propuso en un principio la ley que limitaba la ciudadanía a aquellos que naciesen tanto de padre como de madre ateniense.
Plutarco cita a Esquines socrático, que escribió un diálogo hoy perdido sobre Aspasia, para afirmar que tras la muerte de Pericles, Aspasia vivió con Lisicles, un general y líder democrático ateniense, con quien tuvo otro hijo. También afirma que ella fue quien consiguió convertir a Lisicles en el primer hombre de Atenas. Lisicles murió en combate en 428 a. C. La fecha que la mayoría de los historiadores calculan como año de su muerte (aproximadamente entre 401 y 400 a. C.) se calcula partiendo de la base de que Aspasia murió antes de la ejecución de Sócrates en 399 a. C., cronología que queda implícita en la estructura de la obra Aspasia de Esquines.



Diotima de Mantinea (en griego: Διοτίμα) es un personaje que juega un papel muy importante en El Banquete de Platón. Sus ideas son el origen del concepto de amor platónico. A pesar de todo, no desdeña el papel de la belleza. Si hemos de confiar en lo que nos dicen varios autores, habría correspondido a un personaje real.


Personalidad

En El Banquete, una serie de hombres discuten sobre el significado del amor, entre los que Sócrates es el orador más importante. Él dice que en su juventud aprendió la "Filosofía del Amor" de Diotima, quien fue una sacerdotisa o vidente. Sócrates dice además que Diotima prescribió sacrificios mediante los que se libraron con éxito de la plaga que agobiaba a "Atenas" por 10 años. Diotima le da a Sócrates una genealogía del amor, diciendo que es el hijo de la Circunstancia y la Necesidad. En su visión el amor no es delicado, sino rudo y mezquino. El chico amado es delicado, pero el viejo amante que busca al joven es mezquino y falso. Sobre el amor la más importante tesis de Diotima es que, en realidad, éste es un anhelo por la inmortalidad. Ella dice que tenemos un deseo de fama eterna; sólo el sabio reconoce la diferencia entre la procreación física y la espiritual. Existen dos tipos de amor: el físico y el espiritual. Mientras el amor físico trata de preservar a la persona y alcanzar la inmortalidad a través de la descendencia, el amor espiritual da luz a ideas y pensamientos, que de por sí son inmortales. El fin ulterior del amor es ayudarnos a ascender al conocimiento de lo divino.



Hiparquía (Ιπαρχία, Maronea de Tracia, ca. 346 a. C. – ca. 300 a. C.) fue una de las primeras mujeres filósofas. Convivió, pese a la inicial oposición de su familia, con Crates de Tebas y compartió con él la peculiar forma de vida de la escuela cínica. Teodoro el Ateo, que se reía de ella, le preguntó por qué no se dedicaba a las tareas propias de su sexo. Hiparquía, consciente de lo que podía haber de revolucionario en su actitud, le respondió: "¿Crees que he hecho mal en consagrar al estudio el tiempo que, por mi sexo, debería haber perdido como tejedora?".
Aparte de las Vidas de Crates y de Hiparquía, de Diógenes Laercio, es muy recomendable leer la aproximación literaria que hace Marcel Schwob en sus Vidas imaginarias (Vies imaginaires, 1896) a la figura de Crates.





Hipatia (en griego Ὑπατία, transliterado Hypatía [hy pa ˈti a]); Alejandría, 355 o 370–ibíd., marzo de 415 o 416 ) fue una filósofa y maestra neoplatónica griega, natural de Egipto, que destacó en los campos de las matemáticas y la astronomía, miembro y cabeza de la Escuela neoplatónica de Alejandría a comienzos del siglo V. Seguidora de Plotino, cultivó los estudios lógicos y las ciencias exactas, llevando una vida ascética. Educó a una selecta escuela de aristócratas cristianos y paganos que ocuparon altos cargos, entre los que sobresalen el obispo Sinesio de Cirene —que mantuvo una importante correspondencia con ella—, Hesiquio de Alejandría y Orestesprefecto de Egipto en el momento de su muerte.
Hija y discípula del astrónomo Teón, Hipatia es la primera mujer matemática de la que se tiene conocimiento razonablemente seguro y detallado. Escribió sobre geometría, álgebra y astronomía, mejoró el diseño de los primitivos astrolabios —instrumentos para determinar las posiciones de las estrellas sobre la bóveda celeste— e inventó un densímetro.
Hipatia murió a los 45 o 60 años (dependiendo de cuál sea su fecha correcta de nacimiento), linchada por una turba de cristianos. La motivación de los asesinos y su vinculación o no con la autoridad eclesiástica ha sido objeto de muchos debates. El asesinato se produjo en el marco de la hostilidad cristiana contra el declinante paganismo y las luchas políticas entre las distintas facciones de la Iglesia, el patriarcado alejandrino y el poder imperial, representado en Egipto por el prefecto Orestes, ex alumno de la filósofa. Sócrates Escolástico, el historiador más cercano a los hechos, afirma que la muerte de Hipatia fue causa de «no poco oprobio» para el patriarca Cirilo y la iglesia de Alejandría, y fuentes posteriores, tanto paganas como cristianas, le achacan directamente el crimen, por lo que muchos historiadores consideran probada o muy probable la implicación de Cirilo, si bien el debate al respecto sigue abierto.
Su carácter singular de mujer entregada al pensamiento y la enseñanza en plena tardoantigüedad, su fidelidad al paganismo en el momento de auge del catolicismo teodosiano como nueva religión del Estado romano, y su muerte a manos de cristianos le han conferido gran fama. La figura de Hipatia se ha convertido en un verdadero mito: desde la época de la Ilustración se la presenta como a una «mártir de la ciencia» y símbolo del fin del pensamiento clásico ante el avance del Cristianismo. No obstante, en la actualidad se destaca que su asesinato fue un caso excepcional y que, de hecho, la escuela neoplatónica alejandrina, progresivamente cristianizada, floreció hasta pleno siglo VII.
Por su parte, los movimientos feministas la han reivindicado como paradigma de mujer liberada, incluso sexualmente, aunque, según la Suda, estuvo casada con otro filósofo —llamado Isidoro— y se mantuvo virgen. También se la ha asociado con la Biblioteca de Alejandría, si bien no hay ninguna referencia que vincule a ambas: se cree que la Gran Biblioteca ptolemaica desapareció en un momento incierto del siglo III, o quizá del IV, y su sucesora, la Biblioteca-hija del Serapeo, fue expoliada en 391. Según las fuentes, Hipatia enseñaba a sus discípulos en su propia casa.


Vida

Juventud

Había una mujer en Alejandría que se llamaba Hipatia, hija del filósofo Teón, que logró tales conocimientos en literatura y ciencia, que sobrepasó en mucho a todos los filósofos de su propio tiempo. Habiendo sucedido a la escuela de Platón y Plotino, explicaba los principios de la filosofía a sus oyentes, muchos de los cuales venían de lejos para recibir su instrucción.
— Sócrates Escolástico.







Hipatia nació en Alejandría, capital de la diócesis romana de Egipto, a mediados del siglo IV, en 370, según algunas referencias, y en 355, al decir de otras. Pero dado que su discípulo Sinesio de Cirene nació en torno a 375, esta última fecha parece la más correcta. Su padre fue Teón de Alejandría, un célebre matemático y astrónomo, muy apreciado por sus contemporáneos, que probablemente debió trabajar y dar clases en la Biblioteca del Serapeo, sucesora de la legendaria Gran Biblioteca ptolemaica. Hipatia, por su parte, se educó en un ambiente académico y culto, dominado por la escuela neoplatónica alejandrina, y aprendió matemáticas y astronomía de su padre, quien además le transmitió su pasión por la búsqueda de lo desconocido.
Según el filósofo pagano del siglo VI Damascio, la maestra alejandrina era «de naturaleza más noble que su padre, [y] no se conformó con el saber que viene de las ciencias matemáticas, en las que había sido introducida por él, sino que se dedicó a las otras ciencias filosóficas con mucha entrega». Hipatia aprendió también sobre la historia de las diferentes religiones que se conocían en aquel entonces, sobre oratoria, sobre el pensamiento de los filósofos y sobre los principios de la enseñanza. Viajó a Atenas y a Roma, siempre con el mismo afán de aprender y de enseñar. Damascio afirmaba que «además de conseguir el grado más alto de la virtud práctica en el arte de enseñar, era justa y sabia, y se mantuvo toda la vida virgen», dato confirmado por la Suda, una enciclopedia bizantina del siglo XI, que sin embargo añade que fue «esposa de Isidoro el Filósofo». El mismo Damascio refiere una anécdota que ilustra la actitud de Hipatia ante el sexo: cuando un discípulo le confesó que estaba enamorado de ella, la filósofa le arrojó un paño manchado con su sangre menstrual, espetándole: «De esto estás enamorado, y no tiene nada de hermoso».
Dado su trato con cristianos, y la tolerancia de las autoridades religiosas alejandrinas hacia las actividades de la filósofa, no parece probable que Hipatia fuera una pagana militante. Jay Bregman, de la Universidad de California, tras analizar la obra de Sinesio de Cirene, concluye que es probable que Hipatia se adscribiera a la variante porfiriana del neoplatonismo, opuesta a la teúrgia de Yámblico y a la práctica de los antiguos cultos helenos. Debido a ello, esta corriente era particularmente grata a ojos cristianos.


La escuela de Hipatia



El propio Sinesio manifiesta con elocuencia la devoción que Hipatia despertó en sus discípulos: en la carta 16 de su epistolario la saludaba como «madre, hermana y profesora, además de benefactora y todo cuanto sea honrado tanto de nombre como de hecho».En torno al año 400 la filósofa se había convertido en líder de los neoplatónicos alejandrinos, y, de acuerdo a la Suda, se dedicó a la enseñanza, centrándose en las obras de Platón y Aristóteles. La casa de Hipatia se convirtió en un centro de instrucción donde acudían estudiantes de todas partes del mundo romano, atraídos por su fama. Entre sus alumnos había cristianos, como por ejemplo su alumno predilecto, Sinesio de Cirene (con posterioridad obispo de Ptolemaida entre 409 y 413), perteneciente a una familia rica y poderosa, que mantuvo una gran amistad con su maestra. Este personaje dejó escrita mucha información sobre Hipatia, y gracias a él conocemos sus obras, aunque ninguna se haya conservado. Dirigió a Hipatia las cartas 10, 15, 16, 46, 81, 124 y 154 de su epistolario. En esta correspondencia se mencionan los nombres de varios alumnos de Hipatia que fueron condiscípulos suyos: el hermano menor de Sinesio, su tío Alejandro, Herculiano, del que fue gran amigo, y al que consideraba «el mejor de los hombres», Olimpio, un rico terrateniente de Seleucia Pieria amigo de Sinesio, Isión, íntimo de Sinesio, Hesiquio de Alejandría, gramático y gobernador de Libia Superior, y su hermano Eutropio, el sofista Atanasio, Gayo, pariente de Sinesio, el gramático Teodosio y el sacerdote Teotecno, y unos tales Pedro y Siro, además del futuro prefecto imperial de Egipto, Orestes. Se han propuesto algunos otros nombres mencionados en las cartas de Sinesio, pero no hay pruebas de ello. En todo caso cabe indicar que sus alumnos fueron un grupo muy unido de aristócratas paganos y cristianos, algunos de los cuales desempeñaron altos cargos. Es probable que el mencionado Herculiano fuera hermano de Flavio Tauro Seleuco Ciro, destacado miembro de la Corte Imperial, que con posterioridad llegó a ser prepósito del sacro cubículoprefecto urbano de Constantinoplaprefecto pretoriano de Oriente (439) y cónsul (441), convirtiéndose en el hombre más poderoso del Imperio de Oriente después del propio emperador Teodosio II.

La muerte de Hipatia

Hipatia, imaginada por el pintor prerrafaelista inglés Charles William Mitchell (1885).



















Empezó entonces a correr entre los cristianos de Alejandría el rumor de que la causante de la discordia entre Cirilo y Orestes era la influyente Hipatia, amiga y consejera de su ex alumno y, presumiblemente, opuesta a los abusos del poder religioso. En plena Cuaresma, un grupo de fanáticos dirigidos por un lector de nombre Pedro se abalanzó sobre la filósofa mientras regresaba en carruaje a su casa, la golpearon y la arrastraron por toda la ciudad hasta llegar al Cesáreo, magno templo edificado por Augusto tras su victoria sobre Marco Antonio y convertido en catedral de Alejandría. Allí, tras desnudarla, la golpearon con piedras y tejas hasta descuartizarla y sus restos fueron paseados en triunfo por la ciudad hasta llegar a un lugar denominado el Cinareo (por su nombre, se supone que es un crematorio), donde los incineraron. Aunque sigue sin estar claro si su edad era de 45 o de 60 años, José María Blázquez Martínez se inclina por esta última opción.
El historiador más cercano a los hechos Sócrates Escolástico —muy valorado por su ecuanimidad— vincula a Cirilo con el asesinato de Hipatia, al manifestar que «este suceso acarreó no escaso oprobio tanto a Cirilo como a la iglesia de los alejandrinos». Según este autor, no hay nada más opuesto al espíritu del cristianismo que el crimen y los asesinos de Hipatia actuaron poseídos por un ímpetu furioso y no por el celo «divino» que caracteriza y legitima los actos de violencia religiosa. Las demás fuentes narran el suceso de manera similar. El historiador arriano coetáneo Filostorgio se limitó a echar la culpa a los homousianos, fieles al credo de Nicea.
Un exaltado obispo copto del siglo VIII, Juan de Nikiû, la consideraba en plena ocupación árabe una bruja peligrosa, responsable del conflicto entre cristianos y judíos y entre Orestes y Cirilo. Consideraba que la muerte de Hipatia no fue accidental sino deseada por el obispo alejandrino y la estimó una respuesta justificada a las provocaciones de la filósofa.
El historiador bizantino del siglo VI Juan Malalas se equivocaba al afirmar que Hipatia fue quemada viva (lo fue después de muerta), pero admitía la inducción de Cirilo y culpaba también a la propia naturaleza de los habitantes de Alejandría, violentos y «acostumbrados a toda licencia». Juan de Éfeso decía en la misma época que eran una horda de bárbaros «inspirada por Satán» y el propio Cirilo reprochó a los alejandrinos su carácter levantisco y pendenciero en su homilía pascual del año 419. De hecho, pocos años después, en 422, el sucesor de Orestes como prefecto imperial, Calisto, fue muerto en un nuevo tumulto. También se ha llegado a sugerir que la turba estaba enloquecida por los rigores del ayuno de Cuaresma.
Finalmente, la entrada referente a Hipatia en la monumental enciclopedia bizantina del siglo XI conocida como la Suda —siguiendo a Damascio— atribuye también la responsabilidad del crimen a la envidia de Cirilo y al carácter levantisco de los alejandrinos, pero da una clave adicional para comprender la triste muerte de la filósofa al equipararla a los crueles asesinatos de dos obispos impuestos a los alejandrinos por la corte imperial de Constantinopla: el arriano Jorge de Capadocia (m. 361) y el calcedoniano Proterio (m. 457). El primero fue atado a un camello, despedazado y sus restos quemados; y el segundo arrastrado por las calles y arrojado al fuego, asesinatos muy similares al de la propia Hipatia.
Se ha especulado con la intrigante posibilidad de que Cirilo mantuviera contactos con Hipatia a través de su ex alumno el obispo Sinesio de Cirene, amigo de su difunto tío el patriarca Teófilo. La muerte de Sinesio en 413 podría explicar en parte la repentina entrada de Hipatia en la política local y su oposición al Patriarcado. En todo caso, con las fuentes de las que disponemos no deja de ser una mera conjetura.
Sobre la motivación que Cirilo podría haber tenido para ordenar o inducir la muerte de la filósofa, los historiadores han concluido la confluencia de al menos cinco móviles:
  • La propia intolerancia del obispo hacia el paganismo y el neoplatonismo, que tanto había influido en el arrianismo.
  • La amistad e influencia de la filósofa sobre el prefecto imperial Orestes y las clases altas de Alejandría.
  • Los deseos de vengar la muerte del monje Amonio, ordenada por Orestes, quizá aconsejado por su ex-maestra.
  • La hostilidad de Hipatia hacia Teófilo y su sobrino por la destrucción del Serapeo y el saqueo de su biblioteca en 391, que posiblemente la llevara a azuzar el enfrentamiento entre el prefecto imperial y el patriarca.
  • El deseo de lanzar una seria advertencia a Orestes, mediante la muerte de alguien tan cercano como Hipatia.
Se ha argumentado que resulta poco verosímil que un político tan avezado como Cirilo llevara a cabo una acción tan contraproducente y que se demostró perniciosa para los intereses del poderoso patriarcado alejandrino. Christopher Haas, de la Universidad Johns Hopkins, concluye que, con las fuentes de las que actualmente disponemos, «jamás sabremos si el propio Cirilo orquestó el ataque, o si, al igual que en la agresión contra Orestes, ciertos partidarios se decidieron unilateralmente a luchar en favor del patriarcado».
María Dzielska apunta, sin embargo, que, incluso si el crimen sucedió a sus espaldas, Cirilo debe ser considerado responsable en gran medida, por ser el instigador de la campaña contra la filósofa, como medio de combatir al prefecto imperial y su facción política, contraria a los excesos del Patriarcado.

Consecuencias
La muerte de Hipatia levantó un gran revuelo. Tras el cruel asesinato, Orestes informó de los hechos y pidió a Constantinopla que interviniera. La Suda afirma que el emperador Teodosio II quiso en principio castigar a Cirilo, tanto por justicia como por ser un gran protector de las enseñanzas filosóficas (cuya propia esposa, Eudocia, era una filósofa de origen ateniense), pero, a la postre, la reacción imperial se limitó a retirar al Patriarca los 500 monjes que le servían como guardia, lo que ha llevado a algunos historiadores a suponer que fueron éstos y no el populacho mencionado en todas las fuentes, los responsables del asesinato de la filósofa. La medida fue sin embargo rescindida al cabo de dos años, permitiéndose además aumentar su número a 600. Que Cirilo saliera tan bien parado fue posiblemente debido a la influencia de la hermana del Emperador, la augusta Pulqueria, cristiana devota de gran ascendente sobre su hermano, en cuyo nombre gobernaba mientras éste se dedicaba a tareas intelectuales.
Según todas las fuentes, el asesinato de la filósofa fue un crimen oprobioso para los cristianos y redujo la influencia política del patriarcado alejandrino. Tras la muerte de Hipatia, sus relaciones con la Corte Imperial se suavizaron y la veneración hacia el monje Amonio desapareció, ya que los mismos alejandrinos reconocían que había merecido la muerte por su atentado y no por haber sido obligado a renegar de Cristo. Cirilo no pudo impedir que su rival doctrinal, Nestorio, gozara del favor imperial y fuera elegido Patriarca de Constantinopla en 428, pero logró finalmente su deposición en el Concilio de Éfeso de 431. Convertido en uno de los personajes más influyentes de la Iglesia, a su muerte en 444 fue declarado santo y es considerado uno de los Doctores de la Iglesia debido a su extensa obra doctrinal.
No hubo más actos violentos contra los filósofos paganos de Alejandría, cuya Escuela siguió activa hasta el siglo VII, sin que su actividad se viera interrumpida siquiera por el cierre de la Academia de Atenas en tiempos de Justiniano I (529).


Obras

Consiguió tal grado de cultura que superó de largo a todos los filósofos contemporáneos. Heredera de la escuela neoplatónica de Plotino, explicaba todas las ciencias filosóficas a quien lo deseara. Con este motivo, quien quería pensar filosóficamente iba desde cualquier lugar hasta donde ella se encontraba.
—Sócrates Escolástico
Ninguna de sus obras se ha conservado, pero se conocen gracias a sus discípulos, como Sinesio de Cirene o Hesiquio de Alejandría, el Hebreo.
  • Comentario a la Aritmética en 14 libros de Diofanto de Alejandría.
  • Canon astronómico.
  • Comentario a las Secciones cónicas de Apolonio de Perga, su obra más importante.
  • Tablas astronómicas: revisión de las del astrónomo Claudio Tolomeo, conocida por su inclusión en el Canon astronómico de Hesiquio.
  • Edición del comentario de su padre a Los Elementos de Euclides.
Tuvo influencia sobre unas obras griegas muy importantes como:
  1. La aritmética de Diofanto de Alejandría: Basada en las soluciones de ecuaciones algebraicas y sobre la teoría de números.
  2. Elementos de Euclides
  3. Tratad de las cónicas de Apolonio de Perge: Presentan las curvas que surgen al cortar un cono ante planos de distintas inclinaciones. Pueden surgir hiperbola, parábola, elipse...
Además, Hipatia llegó a aprender el funcionamiento y la construcción del Astrolabio.
Además de cartografiar cuerpos celestes, confeccionando un planisferio, también se interesó por la mecánica. Se sabe que inventó un destilador, un artefacto para medir el nivel del agua y un hidrómetro graduado para medir la densidad relativa y gravedad de los líquidos, precursor del actual aerómetro, descrito por Sinesio de Cirene:
...es un tubo cilíndrico con la forma y dimensiones de una flauta, que en línea recta lleva unas incisiones para determinar el peso de los líquidos. Por uno de los extremos lo cierra un cono, adaptado en posición idéntica, de manera que sea común la base de ambos, la del cono y la del tubo. Cuando se sumerge en el líquido ese tubo, que es como una flauta, se mantendrá recto, y es posible contar las incisiones, que son las que dan a conocer el peso.
Sinesio de Cirene, Carta 15, a Hipatia.
Sinesio también la defendió como inventora del astrolabio, aunque astrolabios más tempranos precedan el modelo de Hipatia al menos un siglo y su propio padre fue famoso por su tratado sobre ellos.

dilluns, 17 d’agost del 2015

REINA EN LA MUERTE Y ODIADA EN LA VIDA



Inés de Castro (comarca de A Limia, Galicia, 1325–Coímbra, 7 de enero de 1355). Noble gallega, perteneciente a la poderosa Casa de Castro, emparentada con los primeros reyes de Castilla, hija de Pedro Fernández de Castro «el de la Guerra», primer señor jurisdiccional de Monforte de Lemos y de Aldonza Lorenzo de Valladares. Fue media-hermana de Fernán Ruiz de Castro «Toda la lealtad de España», III Conde de Lemos y de Juana de Castro «la Desamada» y hermana de Alvar Pérez de Castro «el Viejo». Inés fue amante del infante Pedro de Portugal (posteriormente rey Pedro I de Portugal). Repudiada por los nobles portugueses, su unión con Pedro y sus hijos fueron considerados ilegítimos y ello le atrajo el repudio del rey Alfonso IV de Portugal y los nobles, que culminó en su asesinato. De manera póstuma fue declarada esposa de Pedro y por lo tanto reina de Portugal después de muerta.
En la vida de Inés de Castro hay dos partes muy distintas: la leyenda, que ha transmitido su nombre a todos los pueblos, y la historia real, que todas las investigaciones de la escuela moderna no han podido aún dilucidar por completo. Se ignora la época precisa del nacimiento de Inés, y no se sabe tampoco donde tuvo éste lugar. Su padre, Pedro Fernández de Castro, primer Señor jurisdiccional de Monforte de Lemos, precursor de la saga del Condado de Lemos y nieto del rey Sancho IV de Castilla, pertenecía a una de las familias más antiguas e ilustres de Galicia; su madre, Aldonza Lorenzo de Valladares, era descendiente del rey Alfonso VI de Castilla.

Infancia

Inés era hija natural. Nada se sabe sobre sus primeros años; se supone que debió ser educada en la capital de Galicia, en el palacio de don Juan Manuel, duque de Peñafiel y marqués de Villena, pues parece probado que vivió con Constanza Manuel, hija del duque y prima suya, la cual, después de haberse negado varias veces a contraer matrimonio, decidió casarse con Pedro, infante de Portugal y posteriormente rey.


Viaje al reino de Portugal

Las dos jóvenes abandonaron la corte de Peñafiel en 1340, e Inés residió en Lisboa o Coímbra en calidad de dama parente, y añade la tradición que, en el instante de su llegada a la corte de Alfonso IV el Bravo, excitó una viva pasión en el corazón del infante heredero Pedro. Inés de Castro, amada apasionadamente por el heredero del trono portugués, y viviendo la esposa legítima de éste, era de muy noble estirpe para tomar ostensiblemente el título de prostituta real del infante; pero lo cierto es que los amores de Inés y de Pedro excitaron la pasión de los celos en Constanza, la cual murió a consecuencia del parto del futuro heredero, Fernando, el 13 de noviembre de 1345. A partir de esta época los lazos que se habían formado entre Inés y el infante tomaron un carácter muy distinto del que habían tenido durante la vida de Constanza.
Varios hijos tuvo Inés del infante Pedro:
  • Alfonso (1346), muerto al poco de nacer;
  • Beatriz (1347–1381), quien se casó con el infante Sancho de Castilla, hijo de Alfonso XI de Castilla y conde de Alburquerque y Haro;
  • Juan de Portugal (1349–c. 1396/1387), duque de Valencia de Campos, esposo de María Téllez de Meneses, hija de Martín Alfonso Téllez de Meneses;
  • Dionisio (1354–1397).

Princesa de Portugal

Nueve años después de la muerte de la esposa legítima de Pedro I, se casó éste con la que había sido durante tanto tiempo su amante, santificando su unión ante el obispo de Guarda y de algunos servidores; pero si la unión fue bendecida, ningún documento pudo presentarse que lo probara; nada especificó los derechos que adquirían la nueva esposa y sus hijos, y ninguno de los testigos del matrimonio, ni el mismo príncipe, cuando llegó a ocupar el trono, pudieron asignar una fecha precisa a aquel matrimonio clandestino que debía dar una reina a Portugal.

Asesinato

Asesinato de Inés.










En 1355, Alfonso IV el Bravo había trasladado su corte a Montemor-o-Velho, cuando varios personajes influyentes, enemigos de la familia Fernández de Castro, persuadieron al rey de que era preciso disminuir las pretensiones de aquella casa poderosa que se hacia temer casi tanto en Castilla como en Portugal, y que el medio más seguro de conseguirlo era quitar la vida a Inés, que iba a subir al trono de Portugal. Los principales instigadores de este atentado fueron tres señores enemigos de los Castro, llamados Alonso Gonçálvez, Pedro Coelho y Diego López Pacheco.
Dudó el rey, pues veía por una parte el peligro de su nieto el hijo de Constanza, (Fernando) y por otra parte consideraba acción cruel matar a una mujer inocente de toda culpa. Sea de esto lo que fuere, lo cierto es que el rey aprovechó un día en que el infante Pedro había organizado una cacería, y se dirigió secretamente al Monasterio de Santa Clara, próximo a la Quinta das lágrimas en Coímbra. Cuando Inés supo la llegada de su suegro el rey, y sus intenciones, se rodeó de sus hijos y salió a esperar al monarca, a quien supo conmover con lágrimas y súplicas. Se marchaba ya el rey, cuando algunos caballeros que con él iban para presenciar la muerte de Inés, entre ellos Gonzálvez, Coelho y López Pacheco, le suplicaron que les enviase a matar a Inés, y no debió oponerse el rey, puesto que los dichos caballeros entraron adonde estaba Inés y la mataron a puñaladas.


Venganza, leyenda y realidad

Terrible fue la venganza de Pedro, pero antes de darla a conocer, debe decirse aquí la parte novelesca de la historia de Inés de Castro, la leyenda admitida por la tradición, pero no probada por la historia. Llegó el infante a ocupar el trono, y dicen que, mandando exhumar el cadáver de Inés, la sentó en el trono, haciéndola coronar y obligando así a los cortesanos a que le rindieran los honores debidos a una reina. El cronista Fernando López nada dice sobre esta exhumación y esta fantástica ceremonia. Algunos historiadores suponen que el origen de esta leyenda puede ser la costumbre que en Portugal había de besar la mano del cadáver de los reyes, o también de que en los siglos XIV y XV las efigies de los reyes, modeladas en cera, se colocaban sobre el túmulo funerario, y tal vez esta efigie de Inés fuera colocada por Pedro en el trono, obligando que a su imagen, y no a su cadáver, se rindieran los homenajes. De los tres instigadores de la muerte de Inés, Pedro Coelho y Álvaro Gonçalves expiaron de un modo terrible su crimen; al primero le fue arrancado el corazón por el pecho, y al segundo por la espalda; y Pacheco pudo escapar a Francia y se perdió su rastro



Sepulcro de Inés de Castro en el Monasterio de Alcobaça.

Amor eterno










Suntuosos fueron los funerales que se hicieron a Inés; su cuerpo fue depositado en Alcobaça en una tumba de mármol blanco, con una efigie coronada que Pedro había hecho preparar de antemano, y cerca de la cual hizo erigir su propia sepultura. Dispuso que los catafalcos se tocaran los pies: quería que el día de la resurrección, al levantarse, su primera imagen a contemplar fuera la de Inés.
La descendencia de Inés no ascendió directamente al trono, pero contrajo alianzas con todas las familias reinantes en Europa, en especial su hija Beatriz. Ciertamente de esta se desprendió una gran descendencia materno-lineal, con unos soberanos que posteriormente serían famosos: en primera generación sus hijos, en segunda, la hija de Beatriz, Leonor de Alburquerque, reina de Aragón; en tercera generación, Alfonso V de Aragón, María de Aragón (reina de Castilla), Juan II de Aragón, Enrique de Aragón, Leonor de Aragón (reina de Portugal) y Pedro de Aragón, conde de Alburquerque; en cuarta generación, Enrique IV de Castilla, Alfonso V de Portugal, Fernando de Avís, duque de Viseu, Leonor de Portugal y Aragón (emperatriz germánica) y Juana de Portugal (reina de Castilla); en quinta generación, Maximiliano I de Habsburgo, Kunigunde de Habsburgo (duquesa de Baviera) y Juana la Beltraneja; en sexta generación, Guillermo IV y Luis X, duques de Baviera.