dilluns, 28 d’agost del 2017

UNA PRINCESA HOLLYWOODENSE

Grace Patricia Kelly (Filadelfia, Estados Unidos, 12 de noviembre de 1929 - Mónaco, 14 de septiembre de 1982) fue una actriz de cine estadounidense ganadora de un premio Óscar, y posteriormente Princesa consorte de Mónaco por su matrimonio con el príncipe Raniero III.
Tras comenzar su carrera de actriz en 1948, tres años después debutó en el cine con la película Catorce horas y al cabo de dos años, en 1953, con el estreno de Mogambo, se convirtió en una estrella de Hollywood y llegó a participar en un total de 11 filmes. Con sus interpretaciones, reunió varias nominaciones a los Globos de Oro y los Premios de la Academia, ganando el Óscar a la mejor actriz por su papel en la película The Country Girl.
Cuando Grace se encontraba en la cima de su carrera, se retiró del mundo del cine, a los 26 años, para casarse con el príncipe soberano de Mónaco, con quien tuvo tres hijos: Carolina, Alberto y Estefanía.
Como princesa de Mónaco, logró que Mónaco se revitalizara, aumentando el número de turistas y de dinero, lo que hizo recuperar la economía monegasca. Además, en su rol de presidenta de la Cruz Roja, promovió una gala benéfica anual que obtuvo mucha relevancia y ayudó a la mejora del hospital así como de otras infraestructuras hospitalarias de Mónaco.
Grace Kelly tiene una estrella propia en el Paseo de la Fama de Hollywood, situada en el 6329 de Hollywood Boulevard.
Por su carrera cinematográfica, anterior a convertirse en princesa de Mónaco, está considerada como uno de los mitos de la industria y una de las divas más reconocidas de la historia del cine.

Biografía

Primeros años y familia

Hija de John Brendan Kelly y de Margaret Katherine Majer, nació en Filadelfia el 12 de noviembre de 1929 con el nombre de Grace Patricia Majer Kelly, en el Hahnemann University Hospital. Era la tercera de los cuatro hijos que tuvo la familia Kelly, la mayor, Margaret Katherine, conocida familiarmente como Peggy, nació en 1925, dos años más tarde, en 1927, nació John Brendan Jr., más conocido como Kell. En 1933 nació la última hija, Elizabeth Anne, conocida como Lizanne.
Jack Kelly era un exatleta olímpico muy respetado en Filadelfia. Había nacido en 1890 en medio de una familia humilde de origen irlandés que había emigrado a los Estados Unidos. Su padre era un jornalero que había ido a parar a la capital de Pensilvania para trabajar en la industria textil. Se casó con Mary Costello con quien tuvo diez hijos, de los cuales sólo ocho sobrevivieron. En plena adolescencia, Jack se aficionó al remo y lo convirtió en su obsesión, hasta el punto de que se buscó un patrocinador para poder participar en la Diamond Challenge Scull de 1919, la competición más reputada de este deporte, pero su solicitud fue rechazada. Pero un año más tarde, consiguió dos medallas de oro en los Juegos Olímpicos de Amberes, una de ellas individualmente, y la otra por parejas con su primo Paul Costello. Después de esta hazaña organizó, con su hermano Charles, su propia fábrica de ladrillos Kelly for Brickwork, con la que se hicieron ricos. En 1917 conoció a la que sería su esposa, Margaret Katherine Majer, hija de unos emigrantes alemanes que se licenció como profesora de Educación Física en la Universidad de Temple, y que se casó con Jack Kelly el 30 de enero de 1924. Ese mismo año Jack Kelly volvió a ganar una medalla de oro con su primo en los Juegos Olímpicos de París.
Casa de la familia Kelly en East Falls, Filadelfia, donde Grace creció junto con su familia
Cuando nació Grace, la familia Kelly ya gozaba de una cierta bonanza económica y la hazaña olímpica de su padre hacía que fuera una familia conocida en Filadelfia. En otoño de 1934 sus padres la matricularon en el Academy of the Assumption, en Ravenhill, donde recibió una educación católica y donde completó sus estudios e hizo sus primeros papeles en el teatro interpretando el papel de la Virgen María en las obras de Navidad y donde comenzó a practicar ballet, su primera vocación. Aquí comenzó a aficionarse por la lectura y leer muchas obras de teatro sobre todo de su tío George, quien había ganado un Premio Pulitzer en 1926 por su obra de teatro Craig's Wife.
Con catorce años, en 1943, se matriculó en la Old Academy Players en el barrio de East Falls, que tenía un grupo de teatro donde ya había actuado su hermana Peggy para fundaciones benéficas. Aquí es donde Grace decide que quiere triunfar en el escenario, sea como bailarina de ballet o como actriz. Seguramente su tío George Kelly, dramaturgo de renombre en Estados Unidos y ganador del Pulitzer, y su otro tío Walter Kelly que era cantante de un music hall y actor de vodevil que tuvo un cierto éxito radiofónico y como actor, influyeron en su decisión de trabajar en el mundo de la escena.
En 1947, Grace finalizó sus estudios secundarios que cursó en la Stevens School. En aquella época su hermana Peggy ya se había casado y esperaba su primer hijo, su hermano Kell, quien practicaba el remo como su padre, entrenaba en el río Schuylkill preparándose para participar en la Diamond Challenge scull, que ganaría en dos ocasiones, y para participar en los Juegos Olímpicos del año siguiente; y su hermana Lizanne apenas finalizaba su educación primaria. Grace decidió que quería seguir sus estudios de ballet en el colegio femenino Bennington, en Vermont. Desgraciadamente, no se pudo matricular, ya que allí le pedían un año más de matemáticas que Grace no había cursado. Entonces decidió matricularse en el Academy of Dramatic Arts de Nueva York donde, a pesar de presentar su solicitud fuera de plazo, fue aceptada por ser sobrina de George Kelly. Así Grace se fue de su Filadelfia natal para ir a vivir en Nueva York, donde inició su carrera.


Carrera como actriz

Primeros trabajos


Grace Kelly en Solo ante el peligro (1951).
Mientras estudiaba en Nueva York, Grace buscó un trabajo complementario a sus estudios de actriz, y curiosamente este trabajo era el mismo que había tenido su madre cuando era soltera: modelo. En aquella época anunció varios productos, pero sobre todo publicitó cigarrillos, productos de limpieza y lencería. Incluso llegó a patrocinar la marca de cigarrillos Old Gold , que se anunciaba en grandes carteles en las calles céntricas de Manhattan. En 1948, justo después de terminar su primer año en el Academy of Dramatic Arts, Grace actuó con The Bucks County Playhouse, en New Hope, Pensilvania, donde interpretó un papel de la obra de su tío George: The Torch Bearers. Al año siguiente le llegó la ocasión de actuar por primera vez en Broadway, con la compañía del célebre Raymond Massey, con una obra de August Strindberg titulada The Father, que se estrenó primero en Boston y, el 16 de noviembre de 1949, se estrenó finalmente en Broadway. Las críticas sobre la actuación de Grace fueron muy favorables y después de este éxito recibió un montón de ofertas para actuar en el teatro y en la televisión. En los dos años siguientes interpretó más de sesenta papeles dramáticos de todo tipo, sobre todo para televisión.



Inicio al cine


El éxito en la televisión le proporcionó la oportunidad de dar el salto a la pantalla grande, donde debutó con un papel poco relevante en la película de Henry Hathaway, Catorce horas. La película pasó inadvertida para el gran público, pero para Grace Kelly supuso el inicio de su gran carrera cinematográfica. Al poco tiempo la 20th Century Fox contactó con su agente para convocarla para un casting para la película Taxi . El director Gregory Ratoff quedó encantado con la actuación de la actriz, pero finalmente la productora decidió apostar por otra actriz.
Con James Stewart en La ventana indiscreta, 1954.
Kelly en To Catch a Thief (1955).
El verano de 1951 fue contratada por la Elitch Gardens, obras de teatro que podía representar en cualquier momento, según lo requiere cada teatro y cada contrato. Mientras se encontraba trabajando para esta compañía recibió la oferta para actuar en la película de Fred Zinnemann, Solo ante el peligro, con Gary Cooper y Katy Jurado como compañeros de rodaje.
Poco después de terminar el rodaje y antes del estreno del filme, el legendario director de cine John Ford acudió al preestreno de la película y vio por primera vez a Grace Kelly actuar. John Ford quedó satisfecho de la actuación y pensó en ella para participar en su próximo filme aunque todavía tenía algunas dudas. Pero los elogios por parte de su amigo Gregory Ratoff le convencieron para contratarla para su próxima película, Mogambo, protagonizada por Clark Gable y Ava Gardner. Pero si Grace quería participar en esta película, tenía que firmar un contrato de siete años con la MGM. Finalmente accedió a firmar el contrato pero con las condiciones que la dejaran vivir en Nueva York y que sólo rodaría tres películas por año. Esta película le brindaría un Globo de Oro a la mejor actriz secundaria y su primera nominación a un Premio de la Academia, convirtiéndola en una actriz de renombre.




Estrella de Hollywood


Era el año 1953 y tras el éxito obtenido con Mogambo, la Warner Brothers pidió la cesión de Grace Kelly en la MGM para participar en una película de Alfred Hitchcock.​ Se trataba de la película Crimen perfecto, protagonizada por Ray Milland. La película, como todas las de Alfred Hitchcock, tuvo mucho eco, y Grace quedó encantada con la manera de dirigir de Hitchcock .
En 1954, de la mano del maestro Alfred Hitchcock, genera esta película "Crimen perfecto", que en realidad se llamó Dial M for murder" y otra traducción que tuvo fue "La llamada fatal". Calificada en IMDB con 8,4 sobre 10, es una obra maestra basada más en el argumento y la dirección que en los mismos actores. Excelente film.
El año siguiente, la Paramount la llamó para participar en otro filme de Hitchcock, se trataba de La ventana indiscreta, protagonizada por James Stewart. Con el actor mantuvo una gran relación de amistad. Después de esta película Grace había participado con grandes leyendas del cine como John Ford, Clark Gable, Ava Gardner, Gary Cooper y James Stewart. Pero siempre lo había hecho en un segundo plano, nunca como protagonista, y era cuestionada por algunos críticos que no creían que pudiera protagonizar algún papel importante. Ese mismo año también rodó una película sobre la guerra de Corea titulada Los puentes de Toko-Ri, interpretando a la esposa de William Holden, quien hacía de protagonista. Poco después de rodar la película, William Perlberg y George Seaton, quienes habían sido productores de Los puentes de Toko-Ri, le propusieron que interpretara un drama que había tenido éxito en Broadway, se trataba de The Country Girl. En este filme Grace volvía a compartir pantalla con William Holden y esta vez también la compartiría con otro de los grandes del momento: Bing Crosby. La película supuso la segunda nominación de Grace Kelly por un Premio de la Academia, pero esta vez como actriz principal. Aunque tenía contrato con la MGM, el éxito le había llegado con otras productoras, por lo que la MGM la obligó a participar en una película justo después de terminar de rodar The Country Girl. Por eso una vez acabado el rodaje, viajó hacia Colombia donde se rodó Green Fire,​ una película que pasaría desapercibida por el público mayoritario. A finales de año, después de que Grace rodara cinco películas en sólo ocho meses, Alfred Hitchcock la convence para actuar en su nueva película: To Catch a Thief (Atrapa a un ladrón) con Cary Grant de protagonista. De esta manera se convertiría en la primera actriz en actuar en tres películas consecutivas de Hithcock. La película se filmó en la Costa Azul francesa. Y fue gracias a esta película que conoció Mónaco por primera vez y allí a quien sería su marido.
El año 1955 comenzó muy bien para Grace, ya que en febrero se celebró la entrega de los Premios Óscar y ganó la estatuilla a mejor actriz por su papel en la película The Country Girl. Este papel también le valió para ganar un Globo de Oro a la mejor actriz dramática.


Retirada


Grace Kelly llegando a la gala de los Óscar de 1955.
En 1955 mientras rodaba la película El cisne, inició su relación amorosa con el Príncipe Raniero. Al terminar esta película la MGM le presentó un nuevo proyecto, se trataba del filme Alta sociedad (película de 1956), que era una adaptación musical de The Philadelphia Story, una comedia teatral de Philip Barry. Durante los dos rodajes se produjo un hecho que cambió por completo su vida, el príncipe Raniero III de Mónaco viajó hasta Filadelfia para pedir la mano de Grace Kelly.
Grace Kelly declaró más tarde:
«De pronto, el príncipe era uno más del clan Kelly. Él y mi padre tenían el mismo apretón de manos. Compartían los mismos gustos deportivos. Durante cuatro años, el príncipe había luchado porque su pequeño reino fuera algo más que un casino. Ambos luchamos por nuestra cuenta y eso es lo que nos unió».
El 5 de enero de 1956, el compromiso fue anunciado en el mundo. La noticia causó sensación en Hollywood, pero supuso que se retirara y finalizara su carrera cinematográfica, ya que el pueblo de Mónaco no podía permitir que su princesa apareciera de pareja con otros hombres en la pantalla. The Philadelphia Princess preguntó a Grace qué tipo de familia quería tener: «Les puedo decir que tendremos muchos hijos». Una vez finalizado el rodaje de Alta Sociedad, anunció a la MGM que se retiraba, rompiendo así el contrato que aún tenía en vigor con la productora. Su presidente, Dore Schary, accedió a dejarla marchar sin pedir a cambio hacerse con los derechos de la retransmisión de la boda. Bing Crosby declaró: «La echaremos mucho de menos en el cine». En cuanto a Hitchcock, dijo, resentido por la pérdida de su actriz fetiche​ «Casarse con un príncipe está en el camino de éxito de Grace. Lo ha hecho con la facilidad de un trapecista. Pero no sé si la plataforma donde debe aterrizar será demasiado estrecha».
En 1956 se estrenaba su último filme finalizando así una carrera donde constaban 11 películas, así como un Óscar y dos Globos de Oro.

Princesa de Mónaco

La princesa junto a su esposo el príncipe Raniero, ante el papa Juan XXIII (18 de junio de 1959).
Gracia de Mónaco en 1972.
El 4 de abril de 1956, Grace, junto a su familia, sus damas de honor y su caniche, y junto con más de 80 piezas de equipaje embarcó en el transatlántico SS Constitution con destino a la Riviera francesa. Unos 400 periodistas solicitaron realizar el viaje en el barco, aunque la mayoría de ellos fueron denegados. Miles de fans despidieron a la comitiva en el puerto, al comienzo de la travesía de ocho días. A su llegada, más de 20.000 personas se agolpaban en las calles para saludar a la futura princesa consorte.
Contrajo matrimonio civil con el príncipe Raniero el 16 de abril de 1956 en el Salón del Trono del Palacio de Mónaco. La boda religiosa tuvo lugar tres días después, en la Catedral de Mónaco. Grace llevó un traje de novia diseñado por la estadounidense Helen Rose.
A partir de entonces su vida y su trabajo estuvieron dedicados por entero a su familia y a su nuevo país. Su figura y elegante estilo dieron un nuevo impulso al Principado de Mónaco, el cual creció económicamente gracias al turismo de lujo y a la llegada de grandes fortunas e inversionistas, atraídos por las concesiones económicas y ventajas fiscales impulsadas por Raniero. Esta pujanza, y la consolidación de una familia reinante con descendencia, garantizaron la pervivencia de Mónaco como estado independiente, en lugar de ser anexionado por Francia.
El matrimonio tuvo tres hijos:
  • S.A.R. la Princesa Carolina (nacida el 23 de enero de 1957).
  • S.A.S. el Príncipe Alberto II (nacido el 14 de marzo de 1958).
  • S.A.S. la Princesa Estefanía (nacida el 1 de febrero de 1965).
A finales de 1950 Grace invitó a abandonar el palacio a la Princesa Antonieta, hermana de su esposo, quien llegó a desaparecer de Mónaco por un tiempo   



Muerte

La tumba de la princesa Grace de Mónaco, en la Catedral de San Nicolás (Mónaco).
El 13 de septiembre de 1982, Grace sufrió un accidente de automóvil cuando conducía su Rover P6​ por una carretera cercana a Mónaco, la misma que aparece en la película Atrapa a un ladrón, donde la Princesa y Cary Grant hacen un picnic.
El lugar exacto del accidente está en las coordenadas 43°43′41.23″N 7°23′43.43″E. Llevaba a su hija Estefanía como acompañante, quien salió ilesa y de quien se rumoreó que era la que conducía el coche en el momento del accidente, a pesar de tener diecisiete años.​ Al día siguiente, la Princesa murió sin recobrar el conocimiento en el Centro Hospitalario Princesa Grace; tenía 52 años.
Grace fue enterrada en la Catedral de San Nicolás el sábado 18 de septiembre de 1982. Acudieron representantes de todas las Casas Reales del mundo, entre ellos reyes, reinas, príncipes, grandes duques y Jefes de Gobierno de algunas repúblicas. Raniero III, quien nunca pudo superar la pérdida de su esposa, fue sepultado junto a ella cuando falleció, el 15 de abril de 2005.


Influencia artística

James Gill: "Grace Kelly in Sun" (2013).
El artista pop norteamericano Andy Warhol hizo un retrato de Grace Kelly en 1984 para el Instituto de Arte Contemporáneo de Filadelfia como una edición limitada en serigrafía. Kelly ha sido representada también por otros artistas pop, incluyendo James Gill, quien hizo un retrato de la mencionada actriz en 2013.
En 2007, el cantante libanés Mika lanzó el single "Grace Kelly" con el que alcanzó la fama.
Grace es una de las actrices y actores del Hollywood Clásico mencionados en la parte rap de la canción "Vogue" de Madonna.









Filmografía completa

  • Alta sociedad (1956). De Charles Walters. Como Tracy Samantha Lord.
  • El cisne (1955). De Charles Vidor. Como la Princesa Alexandra.
  • Atrapa a un ladrón (1955). De Alfred Hitchcock. Como Frances Stevens.
  • Los puentes de Toko-Ri (1954). De Mark Robson. Como Nancy Brubaker.
  • Fuego verde (1954). De Andrew Marton. Como Catherine Knowland.
  • La angustia de vivir (1954). De George Seaton. Como Georgie Elgin.
  • La ventana indiscreta (1954). De Alfred Hitchcock. Como Lisa Carol Fremont.
  • Crimen perfecto (1954). De Alfred Hitchcock. Como Margot Mary Wendice.
  • Mogambo (1953). De John Ford. Como Linda Nordley.
  • Solo ante el peligro (1952). De Fred Zinnemann. Como Amy Fowler Kane.
  • Catorce horas (1951). De Henry Hathaway. Como Louise Ann Fuller.


Premios

Óscar
AñoCategoríaPelículaResultado
1953Mejor actriz de repartoMogamboNominada
1954Mejor actrizLa angustia de vivirGanadora


Discografía

  • "True Love" (de Alta Sociedad, dueto con Bing Crosby, 1956).
  • "L'Oiseau du Nord et L'Oiseau du Soleil", en francés e inglés (1978).
  • "Birds, Beasts & Flowers: A Programme of Poetry, Prose and Music" (1980).

dilluns, 21 d’agost del 2017

UNA REINA DICTATORIAL E ILUSTRADA


Catalina II de Rusia (en ruso: Екатерина Алексеевна, Yekaterina Alekséyevna), llamada Catalina la Grande (en ruso: Екатерина Великая, Yekaterina Velikaya; Szczecin (Stettin), Pomerania​ actualmente Polonia, 2 de mayo de 1729-San Petersburgo, Imperio ruso, 17 de noviembre de 1796 según el calendario gregoriano) fue emperatriz de Rusia durante 34 años, desde el 28 de junio de 1762 hasta su muerte, a los 67 años. Catalina recogió el legado de Pedro el Grande, «una ventana hacia Occidente en la costa del Báltico»​ y lo engrandeció abriéndola en el Mar Negro. Pedro importó tecnología, instituciones de gobierno y organización militar y Catalina trajo de Europa la filosofía jurídica, política y moral además de medicina, arte, cultura y educación.
La vida de Catalina se divide en dos mitades aproximadamente de la misma duración. Entre 1729 y 1762, pasó de ser una princesa alemana a una gran duquesa rusa; de 1762 hasta que falleciera en 1796, fue la emperatriz de Rusia. La principal fuente de información sobre su vida son sus Memorias escritas en francés y en inglés.




Primeros años

El padre de Catalina, Cristián Augusto, príncipe de Anhalt-Zerbst, era un general prusiano que ejercía de Gobernador de la ciudad de Stettin en nombre del rey de Prusia. Aunque nació como Sofía Federica Augusta (Sophie Friederike Auguste von Anhalt-Zerbst, apodada "Figchen"), una princesa alemana de rango menor, Catalina tenía una remota ascendencia sueca en Carlos IX. De acuerdo con la costumbre imperante entonces entre la nobleza alemana, su educación fue impartida principalmente por tutores franceses.
La elección de Sofía como la futura esposa del zar (Pedro de Holstein-Gottorp) se debió a la gestión diplomática entre el conde Lestocq y Federico II de Prusia. Ambos querían fortalecer la amistad entre Prusia y Rusia para debilitar la influencia de Austria y arruinar al canciller Alekséi Bestúzhev-Ryumin, consejero de la zarina Isabel, y que era un conocido partidario de la alianza ruso-austríaca. Además a la emperatriz le gustaba esa familia, ya que ella había estado prometida al tío de Sofía, hermano de su madre, Carlos Augusto de Holstein-Gottorp, que había muerto de viruela en 1727 antes de que la boda se llevase a cabo.
La intriga diplomática fracasó, en gran medida debido a la intervención de la madre de Sofía, Juana Isabel de Holstein-Gottorp, una inteligente y ambiciosa mujer. La imagen histórica de la madre de Catalina ha quedado como la de una mujer emocionalmente fría, así como una trepadora social que amó las intrigas y los chismes de la corte. Juana estaba tan cegada por la ambición de convertir a su hija en emperatriz de Rusia, que logró enfurecer a la emperatriz Isabel y la obligó a salir del país acusándola de espiar para el rey de Prusia. No obstante, a Isabel siempre le gustó la hija, y finalmente el matrimonio se celebró en 1745.
La princesa Sofía no escatimó esfuerzos para congraciarse no sólo con la emperatriz Isabel y con su marido, sino también con el pueblo ruso. Se dedicaba con tal celo al aprendizaje de la lengua rusa que se levantaba por la noche y caminaba descalza para repasar las lecciones. Esto dio lugar a un grave ataque de neumonía, en marzo de 1744. Cuando escribió sus memorias reprodujo cómo había formado su mente al llegar a Rusia para hacer todo lo que fuese necesario a fin de estar calificada para llevar la corona.
Su padre, un devoto luterano, se opuso firmemente a la conversión de su hija a la Iglesia ortodoxa rusa. Pero a pesar de sus instrucciones, el 28 de junio de 1744 fue bautizada con el nombre de Catalina (Yekaterina o Ekaterina) Alekséyevna. Al día siguiente tuvieron lugar los esponsales, y Catalina se casó con el gran duque Pedro el 21 de agosto de 1745 en San Petersburgo. Los recién casados se instalaron en el palacio de Oranienbaum, que sería la residencia de la "joven corte" durante 54 años.





El golpe de Estado de 1762

El fracaso del matrimonio fue debido a la impotencia y la inmadurez del gran duque Pedro, que contaba con 18 años el día de su boda y no pudo consumarlo durante ocho años. Para entonces el distanciamiento de la pareja parece definitivo y Pedro toma una amante (Yelizaveta Vorontsova), mientras que Catalina no duda en replicarle manteniendo relaciones con Serguéi Saltykov, Charles Hanbury Williams y Estanislao II Poniatowski. Se convirtió en amiga de Catalina Dáshkova, la hermana de la amante de su marido, quien la presentó a varios grupos de políticos poderosos que se oponían a su marido. Catalina leía mucho y se mantenía informada sobre los acontecimientos de Rusia y del resto de Europa. Mantuvo correspondencia con muchas de las mentes prominentes de la época, incluyendo a Voltaire y Diderot.
Después de la muerte de la emperatriz Isabel el 5 de enero de 1762, Pedro subió al trono como Pedro III de Rusia y la pareja se trasladó al nuevo Palacio de Invierno en San Petersburgo; Catalina se convirtió así en emperatriz consorte de Rusia. Sin embargo, las excentricidades del nuevo zar, su política de secularización de bienes y tendencia filoprusiana le granjearon la enemistad de varios sectores, entre ellos la Iglesia. Para complicar más el asunto, Pedro intervino en una disputa entre Holstein y Dinamarca sobre la provincia de Schleswig, apoyando al primero, su país natal, y despertando la impopularidad entre la nobleza ante una guerra muy alejada de los intereses de Rusia.
En julio de 1762, Pedro cometió el error político de retirarse con sus guardias de Holstein y sus amigos a Oranienbaum, dejando a su esposa en San Petersburgo. El 13 y 14 de julio, la Guardia Imperial Rusa, al mando de Grigori Orlov, amante de Catalina, se rebeló, deponiendo a Pedro, y proclamando a su esposa como gobernante de Rusia. El golpe triunfó sin derramamiento de sangre; Catalina Dáshkova, una confidente de la emperatriz, señaló que Pedro parecía no tener problema en abandonar el trono, y solo pedía a cambio una tranquila finca, su viejo violín y suministros de tabaco y vino de Borgoña.
Seis meses después de su acceso al trono, y tres días después de su deposición, el 17 de julio de 1762, Pedro III falleció en Ropsha a manos de Alekséi Orlov (hermano menor de Grigori). Los historiadores de la era soviética acusaron a Catalina de haber ordenado el asesinato, como también dispuso los de otros posibles reclamantes al trono (Iván VI y la princesa Tarakánova), pero muchos historiadores modernos creen que no formó parte de ello.
Catalina, aunque no descendía de emperadores rusos, sucedió a su marido, tras el precedente establecido cuando Catalina I de Rusia sucedió a Pedro I en 1725. Su manifiesto de acceso al trono justifica su sucesión citando la "elección unánime" de la nación. Sin embargo, una gran parte de la nobleza lo consideró como una usurpación, tolerable solo durante la minoría de su hijo, el gran duque Pablo. En la década de 1770, un grupo de nobles relacionados con Pablo (Nikita Ivánovich Panin y otros) contemplaron la posibilidad de un nuevo golpe para deponer a Catalina y transferir la corona a su hijo, cuyo poder quedaría restringido previamente en una especie de monarquía constitucional. Pero nada de esto se llevó a cabo, y Catalina reinó hasta su muerte.
Por su estrategia de política interior y exterior intentó una europeización del país, y otorgó a la nobleza un puesto relevante que hasta ese momento no había tenido. Interiormente fracasó en su intento de crear un código con las ideas de Montesquieu y vivió una contienda en 1773 con los campesinos, por la nefasta situación social en que la población vivía. Esto provocó una nueva reestructuración del gobierno regente. Exteriormente se centró en la expansión territorial, aunque a costa de Polonia y Turquía. Se la denominó Semíramis del Norte, y fue considerada como una mujer inteligente, culta, sagaz, muy hábil, apasionada y con una vida privada un tanto peculiar. Mantuvo una gran amistad y comunicación con los grandes ilustrados franceses, como Diderot, Montesquieu o Voltaire, o con el escritor belga Charles-Joseph de Ligne.
El gran amor de su vida fue el príncipe Grigori Potiomkin, quien fue su gran apoyo político.


Política interna

Al mismo tiempo que extendía los límites de su imperio, Catalina introducía novedades en la agricultura y la industria, basándose en el pensamiento de las Luces. Creó una estructura para reformar las leyes. Se instituyó una Comisión legislativa (Уложенная комиссия) que representaba a todas las clases salvo a los siervos, pero se disolvió antes de que pudiera ser eficaz, tal vez porque había pasado a ser demasiado conservadora tras la insurrección del atamán cosaco Yemelián Pugachov entre 1773 y 1774.

Rebelión de Yemelián Pugachov

Durante 1768-1774 en la guerra con el Imperio otomano, Rusia experimentó una agitación social importante causada por la sublevación de Pugachov. En 1773 un cosaco del Don llamado Yemelián Pugachov declaró ser el destronado zar Pedro III, rechazando la autoridad de la emperatriz Catalina. Otras comunidades y agrupaciones cosacas, además de varias etnias turcomanas que sentían el choque del Estado centralizado ruso, junto a trabajadores industriales en los Montes Urales, así como los campesinos que esperaban escapar a la servidumbre, se unieron en una rebelión de alcance masivo. La preocupación principal del régimen imperial era entonces la guerra contra Turquía y ello permitió a los rebeldes de Pugachov tomar el control de una gran zona de territorio en la cuenca del río Volga, pero el ejército regular derrotó ferozmente la rebelión en 1774.


Yemelián Pugachov.
















La sublevación de Pugachov alentó la determinación de Catalina para reorganizar la administración provincial de Rusia. En 1775 dividió Rusia en provincias y distritos según las estadísticas de la población. Se otorgó a cada provincia una amplia administración, destacamentos de policía y un aparato judicial. Los nobles tuvieron que servir, no superando el tiempo establecido para el gobierno central, pues la ley así lo había requerido desde tiempos de Pedro el Grande, y muchos de ellos recibieron papeles significativos en administrar gobiernos provinciales, con lo cual la autoridad imperial confiaba tales puestos a aristócratas de confianza, obedientes al zar y que aseguraban que el poder central llegase a cada rincón del Imperio.
Catalina también procuró organizar la sociedad en grupos sociales bien definidos y estratificados. En 1785 publicó las cartas a los nobles y señores del pueblo. La carta a la nobleza confirmó la liberación de los nobles respecto del servicio obligatorio y les dio derechos como clase privilegiada y servidora directa de la autocracia rusa. La carta a las ciudades probó ser más complicada y en última instancia mucho menos acertada que la publicada para los nobles. No se llegó a publicar una carta similar para los campesinos, ni para mejorar las condiciones de los siervos.
Los historiadores han discutido la sinceridad de Catalina como monarca representativa de la Ilustración, pero pocos han dudado que creyó realmente en el activismo del gobierno dirigido, desarrollando al máximo los recursos del Imperio y haciendo su administración más eficaz. Inicialmente, Catalina procuró racionalizar procedimientos del gobierno mediante modificaciones en las leyes. En 1767 Catalina creó la Comisión Legislativa (Уложенная комиссия), formada por nobles, grandes terratenientes y otros aristócratas, para codificar las leyes del Imperio ruso. Aunque la comisión no formuló un nuevo código legal, La Instrucción («Наказ» Екатерины II) a la Comisión de Catalina introdujo a algunos rusos al pensamiento político y legal occidental.


Consecuencias del expansionismo


Aunque integrar parte del territorio de Polonia a su imperio significó apoderarse de nuevas tierras fértiles, esto también creó nuevas dificultades para el Imperio ruso. Al perder a Polonia como Estado colchón, Rusia tuvo que compartir frontera —a partir de esos momentos— con las grandes potencias, Prusia y Austria, que podrían ser eventuales rivales. Además, el Imperio ruso llegó a ser más étnicamente heterogéneo que antes al absorber a una gran cantidad de etnias, tales como los ucranianos, bielorrusos y judíos. Los ucranianos y bielorrusos, que en su mayoría trabajaban como siervos bajo el dominio polaco, cambiaron poco su situación al principio bajo poder ruso. Los polacos, tradicionalmente católicos y herederos de una antigua potencia militar, se resistían a perder su independencia económica y cultural; siendo un pueblo difícil de controlar, efectuaron a lo largo del siglo XIX varias sublevaciones fallidas contra los rusos.
También a fines del siglo XVIII, Catalina suprimió la autonomía de Ucrania al este del río Dniéper, la de los territorios bálticos y la de varias áreas pobladas por cosacos. Así ordenó la supresión de la Sich de Zaporozhia vulnerando el Tratado de Pereyáslav de 1654. Con su énfasis en un imperio uniformemente administrado, Catalina (aunque era alemana por su origen) puso las bases de una política de rusificación que en sus últimos años de reinado ya se había impulsado, y que sería ejecutada más intensamente por sus sucesores.


Reducción de judíos a una zona de asentamiento obligatoria

Desde la fundación del Reino de Polonia (1025) y hasta la unión polaco-lituana (1569), Polonia fue uno de los países más tolerantes de Europa convirtiéndose en el hogar de una de las comunidades judías más grandes y vibrantes del mundo. Para los historiadores de la época Polonia se había convertido en algo similar a un «paraíso judío» de judíos asquenazís. El establecimiento de la unión polaco-lituana debido a una serie de invasiones extranjeras y de cambios culturales, como la reforma protestante y el posterior Concilio de Trento, provocaron que la tolerancia religiosa, que era tradicional en Polonia, empezara a mermar desde el siglo XVII. Pero con la expansión occidental de Rusia bajo Catalina anexó diversas porciones del territorio polaco, por el cual Rusia recibió las zonas que comprenden la actual Bielorrusia y Livonia, y con la desaparición del país como estado soberano, los judíos fueron víctimas de leyes antisemitas ante todo a causa del creciente antisemitismo del Imperio ruso.
Catalina suprimió los derechos a los judíos del Imperio en 1742, que desde entonces fueron considerados como población extranjera. Un decreto de 3 de enero de 1792 obligó a los judíos a vivir sólo en el extremo más occidental del Imperio, denominado zona de asentamiento, y les prohibió acercarse a los grandes núcleos urbanos rusos. Ello inició una etapa de antisemitismo de Estado que degeneró en discriminación violenta hacia finales del Imperio traducida en los pogromos.


Fomento de la inmigración de alemanes étnicos


Desde 1763 colonos de alemanes étnicos comenzaron a emigrar principalmente de Hesse, Renania-Palatinado, Baden-Wurtemberg y Baviera para reunirse en la ciudad de Büdingen, en Oberhessen, y emprender todos juntos el viaje hacia Rusia, aceptando una invitación de la emperatriz Catalina II de Rusia de afincarse en las tierras del bajo Volga. Allí fundaron en 1764 la primera aldea (Dobrinka), las que llegaron cinco años más tarde un centenar, totalizando cerca de 30 000 habitantes en esa primera colonización.
Al lado occidental del Volga se lo llamó Bergseite /bérgsaite/ (lado montañoso) y al lado este, Wiesenseite /vísensaite/ (lado de prados o llano). Así, las colonias fundadas se identifican como las que son de la Bergseite o de la Wiesenseite, y se fijó como capital de la primera la ciudad de Sarátov, y como capital o centro jurídico de la segunda, a Samara.
La inmigración alemana a esta zona se mantuvo relativamente constante durante casi 100 años, aunque hacia el último período algunos se asentaron en las tierras de Odesa, a orillas del mar Negro, en respuesta a otro edicto que invitaba a colonizar especialmente a alemanes, pero esta vez de parte del zar Alejandro I de Rusia, nieto de Catalina. Este grupo es conocido como los alemanes del Mar Negro.


La política interna de los últimos años

La «occidentalización» de Rusia continuó durante el reinado de Catalina. Un aumento en el número de libros y de periódicos también trajo adelante discusiones intelectuales y la crítica social propia de la Ilustración rusa. En 1790 Aleksandr Radíshchev publicó su libro El Viaje de San Petersburgo a Moscú, un ataque feroz contra el sistema de servidumbre y contra la autocracia. Catalina, asustada ya por la Revolución francesa, hizo que Radíschev fuese arrestado y enviado a Siberia. Radíschev ganó más adelante el reconocimiento de padre del radicalismo ruso.
Catalina terminó de desarrollar muchas de las políticas de Pedro el Grande y fijó las bases para la expansión imperial del siglo XIX. Hizo construir el Palacio Pávlovsk para su hijo Pablo, que es parte del Patrimonio Cultural de Rusia.
Rusia se convirtió en un país capaz de competir con sus vecinos europeos en las esferas militar, política y diplomática. La élite de Rusia acabó por convertirse en una de las más cultas, tal y como sucedía en los países de la Europa Central y Occidental de la época. No obstante, la organización de la sociedad y del sistema de gobierno, las grandes instituciones centrales de la administración provincial de Catalina, seguía siendo la misma sociedad dividida en estratos sociales cuidadosamente delimitados y donde la movilidad social era difícil, tal como se había previsto desde tiempos de Pedro I, no produciéndose ningún cambio en tal sentido hasta la emancipación de los siervos en 1861 y, en algunos aspectos, hasta la caída de la monarquía en 1917. Catalina dio un empuje para la expansión rusa hacia el sur, incluyendo el establecimiento de Odesa como el principal puerto mercantil ruso en el Mar Negro, con tal de que sirviese como base para el comercio del grano del siglo XIX.


Retrato de Aleksandr Radíshchev.
















A pesar de tales realizaciones, el imperio que Pedro I y Catalina II habían construido seguía enfrentado a problemas fundamentales. Una élite pequeña de europeizados, enajenada de la masa de rusos ordinarios, planteó preguntas sobre la misma esencia de la historia, de la cultura y de la identidad de Rusia. Rusia alcanzó su preeminencia militar por confianza en la coerción y en una economía dirigida por la corte imperial, bastante primitiva, y principalmente basada en el sistema de servidumbre para actividades económicas primarias como la agricultura, minería y ganadería. El desarrollo económico de Rusia era insuficiente para las necesidades del siglo XVIII y estaba muy alejado aún del grado de transformación que la primera Revolución industrial causaba en países occidentales.
La tentativa de Catalina para organizar la sociedad rusa en rígidos estamentos corporativos hizo frente al temprano desafío de la Revolución francesa, que propugnaba una ciudadanía individual. La extensión territorial y la incorporación a Rusia de un número en aumento de no-rusos en el imperio fijaron el principio del problema futuro de las nacionalidades. Finalmente, la primera cuestión de la servidumbre y la autocracia en los argumentos morales presagiaron el conflicto entre el Estado y la intelectualidad, que llegó a ser dominante en el siglo XIX.
A principios del siglo XIX, la población de Rusia, los recursos, la diplomacia internacional y las fuerzas militares le hicieron uno de los Estados de mayor poderío del mundo. Su poder le permitió desempeñar un papel cada vez más activo en los asuntos de Europa. Este papel llevó al Imperio a participar años después en una serie de guerras contra Napoleón, que tenían consecuencias de gran envergadura para Rusia y el resto de Europa. Después de aceptar la Ilustración con entusiasmo durante el siglo XVIII, la élite de Rusia se tornó en opositora activa de las tendencias de liberalización en la Europa central y occidental desde 1789.
Internamente, la población de Rusia había crecido de forma diversa con cada adquisición territorial. La población incluía luteranos fineses, bálticos alemanes, estonios y algunos lituanos, había también católicos lituanos, polacos y algunos letones, ortodoxos bielorrusos y ucranianos, pueblos musulmanes a lo largo de la frontera meridional del Imperio y en el este, griegos ortodoxos y de S'akartvelos, y miembros de la Iglesia apostólica armenia. Con la influencia occidental, la oposición a la autocracia rusa fue en aumento; ante ello el régimen reaccionó creando una especie de policía secreta, así como también imponiendo la censura para cortar las actividades de las personas que abogaban el cambio o movimiento nacionalista alguno en el interior del Imperio. El régimen seguía confiando en su economía basada en siervos como una herramienta destinada a servir como apoyo a las clases altas, al gobierno y a las fuerzas militares. En 1862 el biznieto de Catalina, el emperador Alejandro II, aboliría la servidumbre.


Política exterior

Durante el reinado de Catalina la Grande se ampliaron las fronteras del Imperio ruso hacia el sur y hacia el oeste absorbiendo Nueva Rusia, Crimea, Ucrania, Bielorrusia, Lituania, y Curlandia a expensas de los dos estados más extensos de la zona, el Imperio otomano y la Mancomunidad Polaco-Lituana. En total añadió unos 518 000 km² al territorio ruso.


Expansión rusa bajo Catalina II



Imperio ruso durante el gobierno de Catalina.
Expansión de Rusia entre 1613 y 1914.
Moneda de 5 kopeks con el anagrama de Catalina II de Rusia.






























La extensión imperial obtenida en el reinado de Catalina II, trajo al imperio enormes territorios nuevos en el sur y el oeste así como la consolidación del gobierno interno. Después de la Guerra ruso-turca contra el Imperio otomano en 1768, por el Tratado de Küçük Kaynarca en 1774, Rusia adquirió una conexión directa al mar Negro, mientras los Tártaros de Crimea se convirtieron en un estado independiente de los otomanos. En 1783 Catalina anexionó Crimea. Tras la Guerra ruso-turca (1787-1792) con el Imperio otomano, por el tratado de Iasi en 1792 se amplió el dominio territorial de Rusia hacia el suroeste, llegando al río Dniéster. Los términos del tratado redujeron las ambiciosas metas del presunto proyecto magno de Catalina: la expulsión total de los otomanos de Europa y la renovación del Imperio romano de Oriente bajo control ruso. El Imperio otomano no planteó nuevamente una amenaza seria al Imperio ruso, al contrario, los gobernantes turcos se vieron forzados a tolerar un aumento de la influencia rusa en los Balcanes.
La expansión occidental de Rusia bajo Catalina resultó en el reparto de la Mancomunidad de Polonia-Lituana. Polonia, que había sido potencia regional entre los siglos XVI y XVII empezó a debilitarse gravemente a lo largo del siglo XVIII, mostrando continuas luchas entre su aristocracia y un creciente desorden interno; una señal evidente del debilitamiento de Polonia ocurrió cuando cada uno de sus poderosos vecinos —Rusia, Prusia y Austria— intentaron colocar a su propio candidato en el trono polaco generando la Guerra de Sucesión de Polonia, que envolvió a toda Europa. En 1772 Rusia, Austria y Prusia, llegaron a un acuerdo informal para anexarse diversas porciones del territorio polaco, por el cual Rusia recibió las zonas que comprenden la actual Bielorrusia y Livonia. Después de la primera partición, Polonia instauró un nuevo régimen que inició un programa extenso de reformas, que incluyó una Constitución democrática, la Constitución del 3 de mayo de 1791, lo cual alarmó a las facciones más reaccionarias de la aristocracia polaca, la cual pidió a su vez la ayuda de Rusia. Usando como excusa el peligro del radicalismo liberal tras la Revolución francesa de 1789, Austria, Prusia y Rusia (que careció de Constitución hasta 1906) reclamaron la abolición de la Constitución polaca de 1791. En 1793 Polonia volvió a ver reducido su territorio tras una invasión conjunta de sus vecinos que dio lugar a la segunda partición. Esta vez el Imperio ruso obtuvo la mayoría de Bielorrusia y el sector de Ucrania que está situado al oeste del río Dniéper. La partición de 1793 condujo a una sublevación nacionalista en Polonia contra la influencia de rusos y prusianos, la cual terminó siendo derrotada por los ejércitos de Rusia y Prusia en 1795, dando lugar a la tercera partición en ese mismo año. El territorio polaco que aún se mantenía independiente fue repartido por ambos invasores. Consecuentemente Polonia desapareció del mapa político internacional.


Guerras ruso-turcas

Guerra Ruso-Turca (1768-1774)


La Guerra Ruso-Turca de 1768-1774 fue un conflicto decisivo que estableció el control ruso de facto sobre el sur de Ucrania, hasta entonces dominada por el Imperio otomano a través de su Estado títere, el Kanato de Crimea.
La guerra fue una consecuencia inesperada de la tensa relación que se vivía en Polonia, donde varios nobles se rebelaron contra el gobierno del rey Estanislao II, antiguo amante y títere de la emperatriz Catalina II de Rusia. Estos nobles, reunidos en la llamada Confederación de Bar, atacaban a las tropas rusas desplegadas en Polonia en apoyo de Estanislao II y luego se retiraban a países vecinos para protegerse de las represalias rusas.
En 1768 un grupo de cosacos al servicio de Rusia persiguió a una banda de confederados hasta la ciudad de Balta, en la actual Ucrania, que por entonces formaba parte del Kanato de Crimea. Los crimeanos acusaron a los cosacos de matar a varios de sus conciudadanos, cosa que Rusia negó, y pidieron ayuda a su señor, el Sultán Mustafá III de Constantinopla. Sobre la base de esto, Mustafá III declaró la guerra a Rusia el 25 de septiembre de 1768 y estableció una alianza con los rebeldes polacos. Por su parte, Rusia se ganó el apoyo de Gran Bretaña, lo que le garantizaba un acceso sin problemas al mar Mediterráneo, así como algunos consejeros navales.


Alegoría de la victoria de Catalina sobre los turcos (Stefano Torelli, 1772).













A pesar de que el Imperio otomano declaró la guerra primero, los turcos se vieron incapaces de llevar la iniciativa durante toda la contienda, mostrándose faltos de una estrategia real. Esto permitió al General Aleksandr Suvórov maniobrar sin problemas en Polonia, donde capturó Cracovia en 1768 a los sublevados y luego aplastó la rebelión en el resto del país. Mientras tanto, la flota rusa del Báltico penetró en el Mediterráneo y arribó en febrero de 1770 a Morea (sur de Grecia), donde los rusos tenían agentes secretos desde años antes, y estimuló una rebelión popular contra los turcos que, sin embargo, no se extendió al resto del país. Aun así, esto forzó a los turcos a enviar refuerzos a Grecia en detrimento de Ucrania, labor que se vio complicada con la posterior derrota y destrucción de la flota otomana en la batalla de Chesma, que tuvo lugar entre el 5 y el 7 de julio de ese año frente a la isla egea de Quíos.
El mismo día que el almirante Alekséi Orlov derrotaba a la escuadra turca en la batalla de Chesma, el mariscal de campo Piotr Rumyántsev penetró en la Ucrania otomana y derrotó a los turcos y sus aliados tártaros en dos batallas sucesivas sobre el río Larga, tras las cuales los rusos ocuparon la mayoría de las fortalezas existentes en la región. También ofrecieron a los crimeanos cambiar de bando y aliarse con ellos contra los turcos, cosa a la que el Kan Sahib II Giray se negó. Sin embargo, un ataque sorpresa sobre la propia Península de Crimea lo obligó a recapacitar por lo que envió a su sobrino y sucesor, el príncipe Şahin Giray, a San Petersburgo para que negociara una paz con la emperatriz Catalina II en persona. Crimea abandonó entonces la guerra y con ello, su largo vasallaje al Imperio otomano. En 1773 Aleksandr Suvórov dio la campaña de Polonia por finalizada y marchó a Ucrania para combatir a las fuerzas otomanas que aún quedaban allí. Ganó una batalla tras otra, dando pie a su posterior fama de general invencible. El Imperio otomano solicitó la paz en 1774.


Abd-ul-Hamid I.

















El 21 de julio de 1774 Rusia y Turquía firmaron el Tratado de Küçük Kaynarca, que ponía fin a la guerra. De acuerdo con el tratado, el Imperio otomano reconocía la independencia de un reducido Kanato de Crimea (cosa que lo convertía de facto en un estado satélite de Rusia) y se comprometía a pagar 4,5 millones de rublos como indemnización de guerra. Rusia ganaba además el derecho a construir dos puertos en el Mar Negro, cosa que hasta entonces le había estado vedada. Finalizaba así el monopolio otomano sobre este mar y se abría la posibilidad a un ataque naval ruso sobre la misma Constantinopla en el futuro.
Por su parte, el Kanato de Crimea sobrevivió a la guerra, pero quedó sumido en la ruina y dividido entre facciones fuertemente enfrentadas que apoyaban a Rusia o a Turquía. Usando como pretexto la guerra civil que por esta causa desangraba el país, los rusos ocuparon Crimea en 1783 y depusieron al último Kan, Şahin Giray, el mismo que años atrás había sido recibido por la propia Catalina II. Exiliado al Imperio otomano en 1787, fue finalmente apresado y ejecutado por traición por orden del nuevo sultán, Abdul Hamid I, que no le perdonó su papel en la negociación de la paz con Rusia y el consiguiente abandono de Turquía en la guerra. De hecho Turquía no aceptó formalmente la anexión de Crimea a Rusia en 1783, por lo que la visita de Catalina II a la península en 1787 fue utilizada como pretexto para la nueva guerra ruso-turca que estalló ese año.


Guerra Ruso-Turca (1787-1792)

Sitio de Ochákiv en 1788, por January Suchodolski.














La Guerra Ruso-Turca de 1787-1792 se debió al intento frustrado del Imperio otomano por reconquistar territorios cedidos a Rusia en el curso de la anterior Guerra Ruso-Turca (1768-1774). En 1786 Catalina II de Rusia hizo su entrada triunfal en la Crimea anexionada en compañía de su aliado, el emperador José II de Habsburgo del Sacro Imperio Romano Germánico. Estos acontecimientos, junto con la fricción causada por mutuas acusaciones de infracción del Tratado de Küçük Kaynarca, que había terminado la anterior guerra, inflamaron a la opinión pública de Constantinopla; los embajadores británico y francés, por su parte, también dieron su apoyo incondicional a los partidarios de la guerra.
La guerra se declaró en 1788, pero los preparativos de Turquía fueron inadecuados y el momento mal elegido, con Austria aliada a Rusia, hecho conocido por los turcos sólo cuando ya era demasiado tarde. Los turcos consiguieron que los austriacos se retiraran de Mehadia y conquistaron el Banato (1789); pero en Moldavia el mariscal de campo Piotr Rumyántsev-Zadunayski tomó Iaşi y Jotýn. Tras un largo sitio invernal Ochákiv cayó ante el príncipe Grigori Potiomkin, y todos sus habitantes fueron masacrados. Esta noticia afectó tanto al sultán Abdul Hamid I que le causó la muerte. Los generales turcos eran incompetentes, y el ejército levantisco; las expediciones de auxilio a Bender y Akerman fracasaron, Belgrado fue tomada por el General Laudon de Austria, la fortaleza inexpugnable de Izmail fue conquistada por Aleksandr Suvórov mediante el uso de ataques sorpresa de infantería y artillería combinadas, Ushakov destruyó la flota otomana en Fidonisi, Tendra, Estrecho de Kerch y Cabo Caliacria, y la caída de Anapa ante Ivá n Gudóvich completó la serie de desastres turcos.
El nuevo y joven sultán Selim III deseaba ardientemente restaurar el prestigio de su país con una victoria antes de hacer la paz, pero el estado de sus tropas frustró sus esperanzas. Prusia, que había firmado un tratado ofensivo con Turquía el 31 de enero de 1790, no le prestó ninguna ayuda. Por el Tratado de Jassy, firmado con Rusia el 9 de enero de 1792, el Imperio otomano reconoció la anexión rusa del Janato de Crimea (efectuada en 1783) y cedió Yedisán (Jadzhibéy y Ochákiv) a Rusia, pasando el Dniéster a ser la frontera europea entre ambos países. La frontera asiática (el río Kubán) permaneció intacta.


Relaciones con Europa Occidental

En el escenario político europeo, Catalina permaneció consciente en todo momento de su legado, y anhelaba el reconocimiento internacional como una soberana ilustrada. Ella sería la pionera para Rusia en el papel que Gran Bretaña jugaría más adelante en la mayor parte del siglo XIX y principios del siglo XX, la de mediadora en los conflictos internacionales que pudieran, o no, conducir a la guerra. En consecuencia, actuó como mediadora en la Guerra de Sucesión Bávara (1778-1779) entre Prusia y Austria. En 1780 se creó la Liga de la Neutralidad Armada, destinada a defender la neutralidad de los mares de la Marina Real Británica durante la Revolución Americana, y se negó a apoyar a los británicos de cualquiera de las maneras.
Desde 1788 a 1790, tiene lugar la Guerra Ruso-Sueca, instigada por el primo de Catalina, el rey Gustavo III de Suecia, que pretendía recuperar las provincias bálticas perdidas en Poltava. Sobrevalorando al ejército ruso, Catalina, se mantiene en guerra contra los turcos, enfrentándose a crecientes pérdidas humanas, financieras e incluso territoriales al ser amenazada San Petersburgo por las victorias de la flota sueca. Pero la situación cambió cuando Dinamarca declaró la guerra a Suecia en 1789. Tras la batalla de Svensksund en 1790, las tres partes firmaron el Tratado de Värälä (14 de agosto de 1790), por el que todos los territorios conquistados durante el conflicto serían devueltos a sus respectivas naciones; también se aseguró la paz por veinte años.


Relaciones con Japón

En el Lejano Oriente, los rusos se convirtieron en activos cazadores de pieles en Kamchatka y las islas Kuriles. Sin embargo, los asentamientos rusos tenían problemas de suministros, demasiado limitados y encarecidos por la necesidad de importar mercancías a larga distancia a través de Siberia. Esto estimuló el interés en la apertura del comercio con Japón. En 1783, una tormenta condujo a un marino japonés, Daikokuya Kōdayū, a las islas Aleutianas, en territorio ruso. Las autoridades locales rusas decidieron ayudarle en su viaje y lo utilizaron como un enviado comercial. El 28 de junio de 1791, Catalina concedió una audiencia a Kōdayū en Tsárskoye Seló. Posteriormente, en 1792, el gobierno ruso envió una misión oficial dirigida por Adam Laksman a Japón. El Shogunato Tokugawa recibió la misión, pero las negociaciones fracasaron y las relaciones comerciales entre los dos países no comenzaron hasta 1858.


Los repartos de Polonia

En 1764, Catalina colocó a Estanislao Poniatowski en el trono de Polonia (tomando el nombre de "Estanislao II de Polonia"). Aunque la idea de la partición de Polonia fue del rey prusiano Federico II, Catalina tomó un papel de liderazgo en la ejecución de este pacto. Lady Jacqueline Gloshinski de Polonia, ayudó a Catalina en muchas de sus decisiones, algo que se mantuvo en secreto para que no se tomaran represalias en su contra. En 1768, Catalina se convirtió oficialmente en protectora del Estado Polaco-Lituano, algo que provocó un levantamiento anti-ruso en Polonia, la Confederación de Bar. Después de aplastar el levantamiento se estableció un sistema de gobierno plenamente controlado por el Imperio ruso a través de un Consejo Permanente, bajo la supervisión de unos embajadores y enviados. A partir de entonces tuvieron lugar tres repartos consecutivos de territorios polacos entre Rusia, Austria y Prusia.


Estanislao Poniatowski, último rey de Polonia.

Primera partición (1772)

















Según el tratado que se firmó en 1772, la República de las Dos Naciones se dividía entre Rusia, Austria y Prusia.
En la época de Pedro I el Grande y Catalina la Grande de Rusia, Polonia conoció momentos de debilidad. En esta etapa fue elegido rey Estanislao Augusto Poniatowski, quien intentó introducir reformas, como la Constitución del 3 de mayo, pero la presión de Rusia, Prusia y Austria y la oposición de los nobles impidieron su realización, lo que llevó al Primer reparto de Polonia.
En febrero de 1772, en San Petersburgo, se estipularon las condiciones del desmembramiento de Polonia, el cual contaba con la oposición de María Teresa de Austria. Sin embargo, Austria se adhirió al tratado en agosto del mismo año. La Dieta polaca (parlamento) tuvo que dar su conformidad a la desmembración del país, en 1773. Rusia se apoderó de Livonia y Bielorrusia hasta el Dviná y el Dniéper. Austria se anexionó los siete voivodatos de la Galitzia Oriental y la Pequeña Polonia, excepto Cracovia. Prusia, gobernada por Federico II el Grande(quien había movido los hilos para la desmembración de Polonia), pudo realizar su sueño de unir Brandeburgo y Prusia a través de Prusia Central (excepto Danzig y Thorn), que anexionó a su Reino junto a una porción de Polonia que iba hasta el río Niemen. Debido a la división de Polonia entre las potencias centroeuropeas y Rusia, la resolución del conflicto ruso-turco se facilitó.


Polonia-Lituania después de la primera partición como protectorado de la Imperio ruso 1773-1789.

Segunda partición (1793)












Transcurridos dos lustros de este reparto, el predominio político de Rusia sobre Polonia se intensificó, al extremo que el rey Estanislao II Poniatowski y los aristócratas del Sejm preferían preservar la influencia rusa y abstenerse de implantar reformas políticas y administrativas que fortalecieran a Polonia, por temor a que esto provocase una invasión rusa y la pérdida de los privilegios de la aristocracia. Los embajadores rusos enviados por Catalina la Grande influyeron decisivamente para asegurar, con sobornos o promesas, que los aristócratas polacos del Sejm se opusieran a intentos reformadores. No obstante, otros nobles polacos de ideas liberales comprendieron que el fortalecimiento de las instituciones nacionales era la única vía de mantener la precaria independencia del país, en lo cual chocaban con la nobleza polaca más conservadora y tradicional. Estos reformistas consiguieron que en 1791 se redactara una constitución que eliminaba diversos defectos de la vida política en la República de las Dos Naciones, suprimiendo el libre veto y los privilegios de la aristocracia, fijando el derecho de voto en favor de las clases medias emergentes, y colocando a los campesinos bajo protección directa del rey (quitando ese poder a los nobles). La Constitución del 3 de mayo de 1791 significó para Polonia una mejora en su administración, pero también el fin de la anarquía legislativa y gubernamental que permitía la influencia de Rusia. Los aristócratas polacos descontentos con la nueva constitución formaron la Confederación de Targowica, auspiciada por Rusia, y en abril de 1792 lanzaron una revuelta contra la Constitución recién aprobada. Asimismo, este fortalecimiento del gobierno central polaco atacaba las aspiraciones de Rusia, que prefería mantener una Polonia debilitada y sujeta a la influencia rusa.

Segunda partición de Polonia de 1793.












Los reformistas del Sejm, junto con el rey Estanislao II Poniatowski, debieron afrontar una guerra contra los nobles rebeldes y las tropas rusas que los apoyaban; así combatieron dirigidos por Tadeusz Kosciuszko, mas fueron vencidos en condiciones de grave inferioridad numérica. Los reformistas polacos habían pedido el apoyo de Prusia, pero el rey prusiano Federico Guillermo II temía fundadamente el liberalismo expresado en la nueva Constitución polaca, que copiaba muchas ideas extraídas de la Revolución Francesa; considerando más ventajoso unirse a una Rusia autocrática que apoyar a una Polonia liberal, las tropas prusianas negaron apoyo a los polacos.
Tras una rápida campaña militar de 1792, el propio rey Estanislao II Poniatowski se unió a la Confederación de Targowica, al igual que muchos poderosos aristócratas; los polacos partidarios de la Constitución del 3 de mayo quedaron privados de toda ayuda y debieron emigrar masivamente. Por su parte, Prusia reclamaba a los rusos territorios en Polonia como recompensa por abandonar a los polacos reformistas. Así, Rusia y Prusia acordaron una nueva partición en enero de 1793: Rusia se apropió de 250 000 km² de los territorios polacos al este del río Bug y otros territorios ucranianos y rutenos, mientras que Prusia tomaba posesión de la Posnania que incluía la desembocadura del Vístula, 58 000 km², llegando a apenas 80 kilómetros de Varsovia. La Constitución del 3 de mayo fue derogada y los aristócratas de la Confederación de Targowica recobraron sus privilegios.


Tercera partición (1795)


Frente a estas circunstancias, los polacos intentaron mantener su independencia en tanto los aristócratas de la Confederación de Targowica habían abrazado la causa de la autonomía nacional, desilusionados porque Rusia había aprovechado la derogatoria de la Constitución del 3 de mayo para anexarse nuevos territorios. En abril de 1794 un batallón de soldados polacos se sublevó ante la orden conjunta de Rusia y Prusia para que el ejército de Polonia se redujera a la mitad. Este evento causó una sublevación generalizada de los polacos contra las guarniciones rusas y prusianas que habían sido acantonadas en territorio polaco de manera permanente desde 1793.
Nuevamente Tadeusz Kosciuszko dirigió las tropas polacas, para lo cual concibió la idea de proclamar el fin de la servidumbre campesina, en un esfuerzo de reclutar más tropas y eliminar diferencias sociales que pudieran ser explotadas por rusos y prusianos. No obstante, su esfuerzo fracasó en tanto que muchos aristócratas se negaron a esta concesión final en favor de sus campesinos. Otro factor importante fue que Kosciuszko y sus aliados declararon que su objetivo final era restablecer la independencia de Polonia pero no los viejos privilegios de la aristocracia, precipitando nuevamente la pérdida de apoyo entre la gran nobleza retrógrada y reaccionaria. De igual modo, la revuelta esta vez se extendió a Lituania, que manifestó su rechazo a la ocupación militar rusa y expulsó a sus guarniciones, en tanto que los rebeldes polacos habían ofrecido un vínculo político que otorgase mayores libertades a los lituanos en el esquema de la República de las Dos Naciones.
Los polacos contuvieron inicialmente a los prusianos en las afueras de Varsovia, pero no estaban en condiciones de vencer un ataque simultáneo de tropas rusas; pese a expulsar a los prusianos del norte de Polonia y de contar con una revuelta nacional en Lituania contra los rusos, los polacos se hallaban en gran dificultad para seguir la resistencia y a inicios de septiembre empezaron a ser vencidos por el general ruso Aleksandr Suvórov, que tomó Varsovia en noviembre de 1794, poniendo fin a la revuelta. Tropas prusianas retornaron a suelo polaco, reforzadas de inmediato, para recuperar sus posiciones perdidas. A raíz de esto la República de las Dos Naciones quedaba definitivamente extinguida, repartida entre sus vecinos.


Tercera partición de Polonia tras la cual esta desaparecería como nación hasta 1918.












En octubre de 1795 se suscribieron los últimos acuerdos entre Rusia, Prusia y Austria, repartiéndose Polonia. De acuerdo a ello, Rusia ocupaba la llanura central polaca, incluyendo Varsovia, con las regiones de Masovia, Polesia, y Podlaquia y también se adueñó de Lituania hasta el río Niemen. Prusia se anexó la Polonia Mayor y confirmó su dominio sobre el litoral de Pomerania. En el mismo tratado se pactó evitar conflictos con Austria reconociendo a ésta la posesión sobre las provincias polacas de Galitzia y la Polonia Menor. Polonia, con esto, desaparecía como estado independiente en Europa hasta 1807, cuando se constituyó brevemente el Gran Ducado de Varsovia. Extinto éste en 1815, no existiría un estado polaco independiente hasta 1918.
El último reparto tendría lugar tras la Revolución francesa. A partir de ella, Catalina rechazó muchos de los principios de la Ilustración que al principio miraba muy favorablemente. Oponiéndose a la adopción de una constitución en Rusia, temía que la Constitución del 3 de mayo de 1791 de Polonia condujera al resurgimiento del poder polaco-lituano, y que el creciente movimiento democrático se convirtiese en una amenaza a las monarquías europeas. De este modo Catalina decidió intervenir en Polonia. Se prestó apoyo a un grupo que luchaba contra la reforma, conocido como la Confederación de Targowica. Después de derrotar a las fuerzas leales polacas en la Guerra en Defensa de la Constitución (1792) y en la Insurrección de Kościuszko (1794), Rusia completó la partición de Polonia, repartiéndose todo el territorio con Prusia y Austria (1795). (No fue hasta 1906 cuando, por vez primera, en el Imperio ruso se adoptó una Constitución.)


Arte y cultura

Billete de 100 rublos con la efigie de Catalina II (1910).













El mecenazgo fomentado por Catalina produjo la mayor evolución de las artes en Rusia, por encima de la de cualquier soberano ruso anterior o posterior a ella. Ella se afilió a los ideales de la Ilustración y se consideró a sí misma como "una filósofa en el trono". Mostró una gran preocupación por su imagen en el extranjero, y persiguió que fuese considerada en Europa como una monarca ilustrada y civilizada, a pesar de que en Rusia desempeñaba a menudo el papel de tirano. A pesar de que proclamó su amor por los ideales de la libertad y la igualdad, hizo más por atar al siervo a su tierra y a su señor que cualquier otro soberano desde Borís Godunov.
Catalina tenía la reputación de ser una mecenas de las artes, la literatura y la educación. Fundó la soberbia colección de arte con la que cuenta hoy el Museo del Hermitage de San Peterburgo, que ahora ocupa el conjunto del Palacio de Invierno. En su afán por reunir un acervo artístico equiparable (o superior) a los de otras cortes europeas, gastó cuantiosas cifras en comprar cientos de pinturas y esculturas, en ocasiones colecciones enteras de nobles y magnates de Francia e Inglaterra como el barón Pierre Crozat y el político Robert Walpole. A instancias de su factótum, Iván Betskói, escribió un manual para la educación de los niños pequeños, sobre la base de las ideas de John Locke, y fundó el famoso Instituto Smolny para jóvenes nobles damas. Esta escuela se convertiría en una de las mejores de su tipo en Europa, y llegó incluso a admitir a niñas nacidas de ricos comerciantes, junto a las hijas de la nobleza. Escribió comedias, ficción y memorias, mientras que estudiaba a Voltaire, Diderot y D'Alembert. Los principales economistas de su tiempo, como Arthur Young y Jacques Necker, se convirtieron en extranjeros miembros de la Sociedad de Libertad Económica, establecida por su sugerencia en San Petersburgo. Consiguió que los científicos Leonhard Euler y Peter Simon Pallas dejasen Berlín para trasladarse a la capital rusa.
Catalina consiguió la amistad y el apoyo de Voltaire, y mantuvo con él una correspondencia que se alargaría 15 años, desde su adhesión a la muerte del filósofo en 1778. La alabó con epítetos, como cuando la llamó su "La Estrella del Norte" y la "Semíramis de Rusia" (en referencia a la legendaria reina de Babilonia). Aunque nunca consiguió reunirse con él, lloró amargamente cuando murió, y adquirió su colección de libros, que compró a sus herederos, y los colocó en la Biblioteca Pública Imperial.
A los pocos meses de su ascensión al trono, después de haber escuchado que el gobierno francés amenazaba con detener la publicación de la Enciclopedia, propuso a Diderot completar su gran trabajo en Rusia bajo su protección. Cuatro años más tarde intenta encarnar de forma legislativa los principios de la Ilustración francesa. Llamó a Moscú a una Gran Comisión (Уложенная комиссия) —casi un parlamento consultivo— compuesto por 652 miembros de todos los estamentos (funcionarios, nobles, burgueses y campesinos) y de diversas nacionalidades. La Comisión tuvo que considerar las necesidades del Imperio ruso y los medios para su satisfacción. La propia emperatriz preparó "Instrucciones para la orientación de la Asamblea". Pero el temor a los principios democráticos hizo que se frenara su puesta en marcha. Tras la celebración de más de 200 sesiones, la comisión se disolvió sin obtener nada más que teoría.
Durante el reinado de Catalina, los rusos importaron y estudiaron las influencias clásicas y europeas que inspiraron la llamada "Edad de la imitación" rusa. Gavrila Derzhavin, Denís Fonvizin y Ipolit Bogdanóvich sentaron las bases para los grandes escritores del siglo XIX, especialmente para Aleksandr Pushkin. Catalina se convirtió en una gran mecenas de la ópera rusa. Sin embargo, en su reinado también aparece la omnipresente censura y el control estatal sobre las publicaciones. Cuando Aleksandr Radíshchev publicó su Viaje de San Petersburgo a Moscú en 1790, denunciando las deplorables condiciones de los siervos, Catalina lo desterró a Siberia.
La zarina Catalina II de Rusia también poseía talento literario y escribió algunas piezas de teatro, por ejemplo ¡O tempora! (O vremia), El engañador (Obmánschik), Un seducido (Obolschionny), Chamán de Siberia (Shamán sibirski) y algunas piezas más. Además elaboró con buen estilo unas inteligentes memorias.


Asuntos religiosos

Las circunstancias de la conversión de Catalina a la fe ortodoxa rusa podrían motivar su indiferencia a la religión. No permitió a los disidentes construir capillas, y reprimió a estos tras el inicio de la Revolución francesa. Políticamente, explotó el fervor cristiano de su pueblo en su lucha contra el poder otomano, promocionando y fomentando la protección de los cristianos bajo dominio turco. Se realizan restricciones a los católicos (ukaz de 23 de febrero de 1769), y trató de afirmar y ampliar el control del Estado sobre ellos a raíz de la partición de Polonia. No obstante, la Rusia de Catalina proporcionó asilo y una base para la reagrupación a la Compañía de Jesús después de la expulsión de la orden en la mayor parte de Europa en 1773.



Vida privada

A lo largo de su extenso reinado, Catalina tuvo numerosos amantes. Después de su romance con Grigori Potiomkin, mantuvo una relación con un joven que recogía a la vez belleza física y facultades mentales, llamado Aleksandr Dmítriev-Mamónov. Ella siempre mostró su generosidad hacia sus amantes, quienes eran elevados a altos cargos durante todo el tiempo en que fueron favoritos, e incluso después del final de un romance les concedía grandes riquezas en tierras y siervos. Su último amante, el príncipe Platón Zúbov, 40 años menor que ella, resultó ser el más caprichoso y extravagante de todos ellos. Existen versiones sobre una posible relación amorosa con Francisco de Miranda, prócer venezolano, durante la estadía de este en Kiev; sin embargo, no se tienen hechos en concreto más allá de una amistad e interés político y comercial.
Catalina se comportó duramente con su hijo Pablo. En sus memorias, Catalina indicó que su primer amante, Serguéi Saltykov, era el verdadero padre de Pablo, pero este se parecía físicamente a su esposo, Pedro. Una vez viuda, salió de la corte para dar a luz a un hijo ilegítimo engendrado con Grigori Orlov, Alekséi Bóbrinski (más tarde fue convertido por Pablo en conde Bóbrinski). Parece muy probable que tenía la intención de excluir de la sucesión a Pablo, y dejar la corona a su nieto mayor, Alejandro, después emperador Alejandro I. Ello se debería probablemente a la desconfianza que le producía el carácter de su hijo. De esta manera, lo mantuvo en un estado de semi-destierro en Gátchina y Pávlovsk, resuelta a no permitir que se debatiera su autoridad.
Para introducir la vacunación, dio ejemplo siendo la primera en hacerlo.



Muerte

El 17 de noviembre de 1796 Catalina la Grande se disponía a tomar un baño cuando sufrió un ataque fulminante de apoplejía que acabó con su vida. Fue enterrada en San Petersburgo con gran solemnidad entre los nobles a los que tanto favoreció.