dimarts, 31 de març del 2015

EN EL ANIVERSARIO DE LA TOUR EIFFEL, UN BLOG DE SU CREADOR



Alexandre Gustave Eiffel (Dijon15 de diciembre de 1832-París27 de diciembre de 1923) fue un ingeniero civil francés. Se graduó en la École centrale des arts et manufactures de París y adquirió renombre diseñando varios puentes para la red francesa de ferrocarriles, de los cuales es especialmente notable el viaducto de Garabit. Su fama actual se debe a su proyecto estrella, la mundialmente conocida torre Eiffel, construida para la Exposición Universal de París de 1889. Tras su retiro de la ingeniería, Eiffel se dedicó a investigar en la meteorología y la aerodinámica, haciendo importantes contribuciones en ambos campos.

Biografía

El apellido Eiffel fue adoptado por su abuelo Jeane Bönickhause, que emigró a Bougirate, desde la ciudad de Marmagen, y se afincó en París  a principios del siglo XVIII, tomado de su lugar de nacimiento, la región de Eifel, (Alemania), ya que en francés no se podía pronunciar su verdadero apellido Bönickhausen. Aunque la familia ya utilizaba Eiffel, Gustave fue registrado al nacer como Bönickhausen, y no lo cambió oficialmente a Eiffel hasta 1880 (a sus 48 años).
No pudo ingresar en la École Polytechnique y estudió en la École Centrale de París, en la que se graduó como ingeniero en 1855. Poco después empezó a trabajar en una empresa de equipos para ferrocarriles.
En 1867 funda la consultora y constructora Eiffel et Cie., que adquirió un gran prestigio internacional en el uso del hierro, construyendo cientos de importantes estructuras (puentes, grúas, estaciones, etc.).
Con la ayuda del ingeniero Téophile Seyrig, se adjudicó una subasta internacional para diseñar y construir un viaducto de 160 metros de luz sobre el río Duero, entre Oporto y Vila Nova de Gaia, Portugal. Su propuesta usaba el "método de fuerzas", una técnica nueva para diseñar estructuras, creada por Maxwell en 1846. El puente María Pía está constituido por un doble arco que sostiene la vía única de ferrocarril por medio de pilares que refuerzan todo el puente. La construcción fue bastante rápida y estuvo concluida en menos de dos años (5 de enero de 1876-4 de noviembre de 1877). Fue inaugurado por el rey Luis I y la reina María Pía. El puente se utilizó hasta 1991 (114 años) y se sustituyó por el nuevo puente de San Juan.
También construyó el viaducto de Garabit en el río Truyère, que tuvo el arco de mayor luz de su época (165 m) y el puente Colgante Libertador en Táchira Venezuela, entre otros.
Su construcción más famosa es la torre Eiffel (1887 y 1889), para la Exposición Universal de 1889 en París,Francia. Esta gran estructura de hierro, que se convertiría en el símbolo de París, llegaría a tener varios usos a lo largo de su historia. En la Segunda Guerra Mundial se utilizó como antena para que los aliados pudieran espiar las maniobras del ejército alemán. Asimismo, diseñó la estructura interna de la Estatua de la Libertad de Nueva York. También adquirió experiencia diseñando puentes de hierro.
Gustave Eiffel también diseñó La Ruche en París, que se convertiría, al igual que la torre Eiffel, en un punto de referencia de la ciudad. Es una estructura circular de tres pisos que parece una colmena. Se creó como una construcción temporal para la Gran Exposición de 1900.
En Sudamérica se le atribuye el diseño de Estación Central de Santiago, declarada Monumento Nacional mediante el Decreto Supremo Nº 614 del 29 de junio de1983, en la categoría monumentos históricos; junto con la catedral de Tacna, la Aduana y la catedral de San Marcos de Arica, Perú, (Arica actualmente pertenece a Chile), estas obras en ambas ciudades peruanas fueron encargadas personalmente por el Presidente José Balta y Montero durante su gobierno (1868-1872). Diseñó la Terminal del Ferrocarril de la ciudad de La Paz, Bolivia, la que actualmente es la terminal de buses de dicha ciudad. Y en 1906 las autoridades del Instituto Médico “Sucre” encargaron al autor de la torre parisina, la construcción de una torre de características similares en el parque Bolívar de Sucre, la capital de Bolivia así mismo se dedicó en el diseño del antiguo puente al río Rocha en Cochabamba que fueron reemplazadas por puentes para circulación de vehículos. También estuvo a cargo del diseño de la catedral de Chiclayo, ubicada en el norte del Perú, en su plaza de armas, al igual que las vigas del puente Balta en la ciudad de Lima, y los arcos del Palacio de la Exposición, actual Museo de Arte de Lima, La Casa de Fierro, ubicada en la Amazónica ciudad de Iquitos. También diseñó en 1907 el Mercado Central de la ciudad de Guayaquil, Ecuador, llamado actualmente el Palacio de Cristal. Se le atribuye asimismo la autoría de la construcción del Puente de Fierro en Arequipa. En Venezuela se le atribuye el diseño de dos puentes de hierro, ubicados: uno en la entrada de la Población de El Callao, sobre el río del mismo nombre en el Estado Bolívar, y otro sobre el río Torbes, que une la ciudad de San Cristóbal con la población de Táriba en el estado Táchira.
En la ciudad de Orizaba, Veracruz, México se encuentra el llamado Palacio de Hierro, obra diseñada por Eiffel bajo instrucciones de Le Societe Anonyme des Forges D´Aiseau, de Bélgica. El palacio, de hierro en su totalidad, fue construido en Bélgica y enviado desarmado a México, donde posteriormente fue armado.
La reputación de Eiffel sufrió un duro revés cuando se vio implicado en escándalos financieros en torno a Fernando de Lesseps. Fue declarado culpable pero él no estaba involucrado, por lo que su juicio fue revisado.
En sus últimos años empezó a estudiar aerodinámica. Eiffel murió el 27 de diciembre de 1923, a la edad de 91 años, en su mansión de la Rue Rabelais de París, mientras escuchaba el Andante de la 5ª sinfonía de Beethoven, y fue enterrado en el cementerio de Levallois-Perret, en la misma localidad.

Galería de proyectos

Puentes


Puente sobre el río Vecchio.
Venaco, Córsega
                                    
                                              Puente de San Pablo. Cuenca (España)

Viaducto de Garabit
Ruynes-en-Margeride, Francia










Puente Canal de Briare. Francia


     
Puente de María Pía. Oporto (Portugal)
 
 La Roca de la Virgen. Biarritz (Francia) 

Puente Trang Tién. Hué (Vietnam)

Puente sobre el río Perfume. Hué (Vietnam)


Puente de los 3 Ojos o Puente de Hierro. Córdoba (España)









Edficios

Catedral de San Marcos. Arica (Chile)


Iglesia de San Sebastián
Manila (Filipinas)

Paradís Latin. París (Francia)
Estación de autobuses. La Paz (Bolivia)

Central de Servicios Postales. Saigón (Vietnam)

Estación del Oeste. Budapest (Hungría)
Iglesia de Santa Bárbara en Santa Rosalía.
Cabecera de Mulegé (México)




                                                                      
                                                                                                    Grandes Almacenes Le Bon Marché. París (Francia)
Estructura interna Estatua de la Libertad.
New York (EE.UU)
Casa de Fierro. Iquitos (Perú)

Cúpula Observatorio de Niza. Francia


























Torre Eiffel

Secuencia fotográfica de la construcción de la obra más emblemática del ingeniero, la torre Eiffel de París


































dilluns, 30 de març del 2015

UNA DAMA DE LA RADIO ESPAÑOLA.



Matilde Conesa Valls (Madrid13 de abril de 1928 - ibídem29 de marzo de 2015) fue una actriz de voz española. De voz grave e inconfundible, es una de las figuras más emblemáticas de la historia de la radio en España. Sus trabajos más recordados son la voz de Matilde en el serial radiofónico Matilde, Perico y Periquín, así como la voz de Lisa en David, el gnomo y la bruja Avería en el programa La bola de cristal, además de una extensa carrera en el doblaje.



Biografía

Radio

Actriz forjada sobre todo en el medio radiofónico, estudió declamación en el Real Conservatorio de Madrid con Carmen Seco. Se inicia en la interpretación a trávés del Teatro Español Universitario y de Radio SEU.
En 1947 ingresa en el cuadro de actores de Radio Madrid. Permanecería 40 años en la Cadena SER. Desde esa misma temporada interviene en la adaptación radiofónica de Los Episodios Nacionales, de Benito Pérez Galdós.
Desde principios de los años cincuenta destacó en radionovelas como Lo que nunca muere (1952), de Guillermo Sautier Casaseca. Pero el personaje que le dio su mayor gloria fue el de Matilde en el serial Matilde, Perico y Periquín, que se emitió entre 1954 y 1971. El país entero se paralizaba para escuchar las aventuras y desventuras de esa familia modelo que acompañó a los oyentes españoles durante cerca de veinte años. También participó, desde 1959, en la popular Ama Rosa.
Con posterioridad, ya 1982, sustituiría a su compañera Juana Ginzo, tras la jubilación de esta, en el papel de Candelaria, en el último gran serial de la historia de la radio española, La saga de los Porretas, también en la Cadena SER.






Cine y televisión

Durante toda su trayectoria profesional, Conesa hizo compatible su actividad en la radio con el doblaje de cine y televisión.
En la pantalla grande puso voz en castellano a actrices de la talla de Bette Davis (JezabelLa cartaLa loba), Lauren Bacall (Asesinato en el Orient Express,Dogville) y Anne Bancroft (Las seductoras). Además, dobló a actrices españolas como Katia Loritz en Las chicas de la Cruz Roja o La Polaca en Las secretarias.
En televisión prestó su voz en documentales culturales como Si las piedras hablaran (1972), dando lectura a guiones de Antonio Gala y ha intervenido en las series de dibujos animados Vickie, el vikingo (1975), D'Artacan y los tres mosqueperros (1982), David, el gnomo (1985) y La corona mágica (1990) . También fue la voz de la Bruja Avería (1984-1988) en La bola de cristal o de Angela Channing (Jane Wyman) en Falcon Crest.
En cuanto a sus apariciones frente a la cámara, en 1995 intervino en el programa Vaya nochecita, dando vida junto a María Isbert a una de las tías del presentador Pepe Carrol y un año después participó en la fugaz serie de La 2 Tocao del ala, con Ferran Rañé. En los años 2000 y 2006 actuó en dos capítulos de El comisario.

Premios

  • Premio de la Unión de Actores. Premio especial Una vida de doblaje (2006).
  • Premio Ondas 1999. Especial a toda una vida.
  • Premio Ondas 1971. Nacionales de radio. Mejor actriz.
  • Premio Ondas 1955. Nacionales de radio. Mejor actriz.


Curiosidades

  • Es madre de la también actriz de doblaje Carolina Cristina Montijano Conesa y suegra del actor José Luis Gil.Casada en segundas nupcias, tras el fallecimiento de su primer marido, con el actor Julio Montijano García (1913-1982) desde 1956.
  • Era afiliada al Partido Socialista Obrero Español desde 1978.
  • La ciudad de Ponferrada le dedicó una calle en reconocimiento a su carrera en las ondas, al igual que a otros tantos artistas radiofónicos y otras personalidades, en el nuevo barrio de la ciudad, La Rosaleda.

dilluns, 23 de març del 2015

UNA MATEMÁTICA ALEMANA DESCONOCIDA Y MAGISTRAL



Amalie Emmy Noether (pronunciado en alemán [ˈnøːtɐ], Erlangen, Baviera, Alemania, 23 de marzo de 1882 – Bryn Mawr, Pensilvania, Estados Unidos, 14 de abril de 1935) fue una matemática, judía, alemana de nacimiento, conocida por sus contribuciones de fundamental importancia en los campos de la física teórica y el álgebra abstracta. Considerada por David Hilbert, Albert Einstein y otros personajes como la mujer más importante en la historia de las matemáticas, revolucionó las teorías de anillos, cuerpos y álgebras. En física, el teorema de Noether explica la conexión fundamental entre la simetría en física y las leyes de conservación.
Nació en una familia judía en la ciudad bávara de Erlangen; su padre era el matemático Max Noether. Emmy originalmente pensó en enseñar francés e inglés tras aprobar los exámenes requeridos para ello, pero en su lugar estudió matemáticas en la Universidad de Erlangen-Núremberg, donde su padre impartía clases. Tras defender sutesis bajo la supervisión de Paul Gordan, trabajó en el Instituto Matemático de Erlangen sin percibir retribuciones durante siete años. En 1915 fue invitada por David Hilbert y Felix Klein a entrar en el departamento de matemáticas de la Universidad de Gotinga, que en ese momento era un centro de investigación matemática de fama mundial. La facultad de filosofía, sin embargo, puso objeciones a su puesto y por ello se pasó cuatro años dando clases en nombre de Hilbert. Su habilitación recibió la aprobación en 1919, permitiéndole obtener el rango de Privatdozent.
Noether continuó siendo uno de los miembros más importantes del departamento de matemáticas de Gotinga hasta 1933; sus alumnos a veces eran conocidos como "los chicos de Noether". En 1924 el matemático holandés B. L. van der Waerden se unió a su círculo y pronto comenzó a ser el principal expositor de las ideas de Noether: su trabajo fue el fundamento del segundo volumen de su influyente libro de texto, publicado en 1931, Moderne Algebra. Cuando pronunció su alocución en la sesión plenaria de 1932 del Congreso Internacional de Matemáticos en Zúrich, su acervo algebraico ya era reconocido mundialmente. En los siguientes años, el gobierno nazi de Alemania expulsó a los judíos que ocupaban puestos en las universidades, y Noether tuvo que emigrar a Estados Unidos para ocupar una plaza en el Bryn Mawr College de Pensilvania. En 1935 sufrió una operación de quiste ovárico y, a pesar de los signos de recuperación, falleció cuatro días después a la edad de 53 años.
El trabajo de Noether en matemáticas se divide en tres épocas: En la primera (1908–1919), efectuó contribuciones significativas a la teoría de los invariantes y de los cuerpos numéricos. Su trabajo sobre los invariantes diferenciales en el cálculo de variaciones, el llamado teorema de Noether ha sido calificado "uno de los teoremas matemáticos más importantes jamás probados de entre los que guían el desarrollo de la física moderna". En su segunda época (1920–1926), comenzó trabajos que "cambiaron la faz del álgebra [abstracta]". En su artículo clásico Idealtheorie in Ringbereichen (Teoría de ideales en los dominios de integridad, 1921) Noether transformó la teoría de ideales en los anillos conmutativos en una poderosa herramienta matemática con aplicaciones muy variadas. Efectuó un uso elegante de la condición de la cadena ascendente, y los objetos que la satisfacen se denominan noetherianos en su honor. En la tercera época (1927–1935), publicó sus principales obras sobre álgebras no conmutativas y números hipercomplejos y unió la teoría de la representación de los grupos con la teoría de módulos e ideales. Además de sus propias publicaciones, Noether fue generosa con sus ideas y se le atribuye el origen de varias líneas de investigación publicadas por otros matemáticos, incluso en campos muy distantes de su trabajo principal, como la topología algebraica.




dissabte, 21 de març del 2015

UNA REINA QUE PAGÓ EL PRECIO DE SU CUNA



María Antonia Josefa Juana de Habsburgo-Lorena (en alemán: Maria Antonia Josepha Johanna von Habsburg-Lothringen) (Viena, 2 de noviembre de 1755 - París, 16 de octubre de 1793), más conocida bajo el nombre de María Antonieta de Austria, fue una archiduquesa de Austria y reina consorte de Francia y de Navarra. Décimo quinta y penúltima hija de Francisco I del Sacro Imperio Romano Germánico y de la emperatriz María Teresa I de Austria, se casó en 1770, a los catorce años con el entonces delfín y futuro Luis XVI de Francia, en un intento por estrechar los lazos entre dos enemigos históricos.
Detestada por la corte francesa, donde la llamaban «L'autre-chienne» (una paranomasia en francés de las palabras «autrichienne», que significa «austriaca» y «autre chienne» que significa «otra perra»), María Antonieta también se ganó gradualmente la antipatía del pueblo, que la acusaba de manirrota y promiscua y de influir a su marido en pro de los intereses austriacos. No en vano se ganó los apelativos de «Madame Déficit» y «loba austriaca».
Tras la fuga de Varennes, Luis XVI fue depuesto, la monarquía abolida el 21 de septiembre de 1792 y la familia real encarcelada en la torre del Temple. Nueve meses después de la ejecución de su marido, María Antonieta fue juzgada, condenada por traición y guillotinada el 16 de octubre de 1793.
Tras su muerte, María Antonieta se convirtió en parte de la cultura popular y en una figura histórica importante. Algunos académicos y estudiosos piensan que su comportamiento considerado como frívolo y superficial ayudó a aumentar la agitación durante el inicio de la Revolución francesa, sin embargo, otros historiadores alegan que ha sido injustamente retratada y que las opiniones hacia ella deberían ser más benévolas.


Biografía

Hija del emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Francisco I, gran duque de Toscana y de su esposa María Teresa I, archiduquesa de Austria, reina de Hungría y reina de Bohemia, nació el 2 de noviembre de 1755. Es la decimoquinta y penúltima hija de la pareja imperial. De ella se encargan las ayas, gobernantas de la familia real (Mme de Brandeiss y la severa Mme de Lerchenfeld), bajo la estricta supervisión de la Emperatriz, que tiene ideas muy básicas sobre la educación de los hijos: higiene severa, régimen estricto y fortalecimiento del cuerpo. Pasa su infancia entre los palacios de Hofburg y Schönbrunn, en Viena. La emperatriz ya se esfuerza por casar a su hija con el mayor de los nietos del rey Luis XV, el Delfín Luis Augusto y futuro Luis XVI, que tiene más o menos la misma edad que ella. Al mismo tiempo María Teresa acaricia la idea de unir a otra de sus hijas, Isabel, con el viejo Luis XV. Se trata de sellar la alianza franco-austríaca nacida de la famosa «caída de las alianzas» concretada en 1756 por el tratado de Versalles, con el fin de neutralizar la ascensión de Prusia y la expansión de Inglaterra.



Delfina
El 13 de junio de 1769, el marqués de Durfort, embajador de Francia en Viena, realiza la petición de mano para el Delfín. María Teresa I acepta de inmediato. En Francia el partido devoto, hostil por la caída de las alianzas llevada a cabo por el duque de Choiseul en favor del enemigo sempiterno, llama ya a la futura Delfina «la Austríaca», sobrenombre que le había sido dado por las hijas del rey Luis XV.Cuando María Antonieta tiene 13 años, la emperatriz, vieja dama y viuda, se interesa más por su educación con el fin de casarla. La archiduquesa toma lecciones de clave con Gluck y de baile francés con Noverre. Cuando su madre elige, además, a dos actores para darle clases de dicción y de canto, el embajador francés protesta oficialmente (los actores pasan entonces por ser personajes poco recomendables).María Teresa I le pide entonces que nombre a un preceptor aceptado por la corona de Francia. Será el abad de Vermond, admirador del Siglo de las luces y aficionado a las bellas artes quien, enviado a la corte imperial, iba a reparar las lagunas en la educación de la joven archiduquesa y comenzar a prepararla para sus futuras funciones.

Por otra parte, María Antonieta es aconsejada a través de la voluminosa correspondencia que mantiene con su madre y con el conde de Mercy-Argenteau, embajador de Austria en París, la única persona con la cual puede contar, ya que Choiseul fue echado de su cargo meses después del matrimonio. Esta famosa correspondencia secreta de Mercy-Argenteau es una fuente de información extraordinaria sobre todos los detalles de la vida de María Antonieta después de su matrimonio en 1770 hasta el fallecimiento de María Teresa I de Austria en 1780. Según el autor de un libro en el que se recoge dicha correspondencia:El 17 de abril de 1770, María Antonieta renuncia, oficialmente, a sus derechos sobre el trono austríaco y el 16 de mayo se casa con el Delfín en Versalles. El mismo día de la boda se produce un escándalo de protocolo: las princesas de Lorena, alegando su parentesco con la nueva Delfina, se permitieron bailar antes que las duquesas, grandes damas de la nobleza, que murmuran ya contra «la Austríaca». Esa misma tarde 132 personas mueren como consecuencia de un incendio causado por los fuegos artificiales desplegados en la ceremonia de casamiento.Joven, bella, inteligente, heredera de Habsburgo y con un árbol genealógico impresionante, su llegada aviva también los celos del pequeño mundo de la nobleza versallesca y de las múltiples y dudosas alianzas; pero la joven Delfina tiene miedo de no acostumbrarse a su nueva vida. Su espíritu se pliega mal a la complejidad y a la astucia de la «vieja corte» y al libertinaje del rey Luis XV y de su amante Madame du Barry. Su marido la evita (el matrimonio no se consuma hasta julio de 1773), trata de amoldarse al protocolo y a la ceremonia francesa pero aborrece tener su corte.
Estos documentos originales no sólo nos revelan su intimidad, sino también cómo María Antonieta, desprovista de experiencia y falta de cultura política, fue manipulada por su familia austríaca a la que estuvo siempre unida.


Reina de Francia

El 10 de mayo de 1774, Luis XVI y María Antonieta se convierten en los reyes de Francia y de Navarra, pero su comportamiento no cambia mucho. Desde el verano de 1777 las primeras canciones hostiles como pequeña reina de veinte años empiezan a circular. María Antonieta se rodea de una pequeña corte de favoritos (la princesa de Lamballe, el barón de Besenval, el duque de Coigny, la condesa de Polignac) suscitando las envidias de otros cortesanos, multiplica su vestuario y las fiestas, organiza partidas de cartas en las que se realizan grandes apuestas.

Se realiza un nuevo protocolo más lujoso y más personal para este. Son llevadas distintas damas de la corte de Francia y se les establece un salario digno de la Corte Francesa.


Su vida en la corte

María Antonieta intenta influir en la política del Rey nombrando y destituyendo ministros caprichosamente o siguiendo los consejos interesados de sus amigos. Así, por una cabezonería, se inmiscuye en el caso Guines (embajador en Londres, acusado de una conspiración para llevar a Francia a la guerra), que provoca la caída en desgracia de Turgot. El barón Pichler, secretario de María Teresa I, resume con mucho tacto la opinión general y escribe:
Ella no quiere ser gobernada, ni dirigida, ni siquiera guiada por las personas entendidas. Esta es la cuestión hacia la cual todos sus pensamientos parecen, hasta el presente, estar concentrados. Fuera de esto, no reflexiona demasiado, y el uso que ha hecho, hasta el momento, de su independencia es evidente, pues sólo se ha preocupado de la diversión y la frivolidad.
Una verdadera campaña de desprestigio se monta contra ella desde su acceso al trono. Circulan los panfletos, se la acusa de tener amantes (el conde de Artois, su cuñado o el conde sueco Hans Axel de Fersen) e incluso de mantener relaciones con mujeres (con la condesa de Polignac o princesa de Lamballe); de despilfarrar el dinero público en frivolidades o en sus favoritos; de seguirle el juego a Austria, dirigida por su hermano José II. Hay que reconocer, sin embargo, que ella ha hecho todo lo posible para favorecer al partido anti-austríaco, deponiendo de su cargo a D’Aiguillon y sustituyéndolo por Choiseul, pero todo había sido en vano.Versalles se queda vacío, huyen los cortesanos desdeñados por la reina y los que no tienen los medios suficientes para sostener los gastos de la Corte.
El 19 de diciembre de 1778, María Antonieta tiene su primer hijo: es una niña, María Teresa, llamada «Madame Royale». El 22 de octubre de 1781 nace el Delfín Luis José (llamado Luis José Javier Francisco). Pero los libelos han hecho correr rápidamente la noticia de que el niño no es hijo de Luis XVI. Tras los nacimientos, María Antonieta cambia un poco su forma de vida, pero sigue de cerca la construcción del Hameau en Versalles, una aldea en miniatura en la que la reina cree descubrir la vida campestre. Se dedica a la caridad. El 27 de marzo de 1785 nace su tercer hijo, Luis-Carlos (Luis XVII), duque de Normandía. El 9 de junio de 1787 nace su última hija, Sofía Beatriz (María Sofía Helena Beatriz) que murió con un año de vida de tuberculosis (19 de julio de 1788).
Gran parte de lo que conocemos de este periodo se debe a las Memorias de Madame Campan, la principal confidente de la Reina.


El asunto del collar


En julio de 1785 estalla el «caso del collar»: el joyero Bohmer reclama a la Reina 1,5 millones de libras por un collar de diamantes encargado en nombre de la soberana por el cardenal de Rohan. Ella no se hace responsable. Insiste en arrestar al Cardenal, al que acusa de insultarla al achacarle la compra del collar, y el escándalo es inevitable. El rey confía el asunto al Parlamento, que determina que la culpa corresponde a un par de aventureros, Jeanne Valois de La Motte y su marido, y disculpa al cardenal de Rohan, engañado pero inocente. La Reina, aunque inocente también, es tratada con gran desconsideración por el pueblo, al considerarla culpable, por lo menos moralmente. Lejos de resultar superfluo, el caso del collar supuso un punto de inflexión en el reinado, que marcaría una nueva etapa de impopularidad y odio por parte del pueblo que se sintió insultado por los bajos negocios de usura y falsificaciones.
El propio Napoleón aseguraría más tarde que el caso del collar de diamantes fue detonante de la revolución francesa.
María Antonieta toma conciencia, por fin, de su impopularidad y trata de reducir sus gastos, especialmente los de su mansión, lo que provoca nuevas críticas y un gran escándalo en la Corte cuando sus favoritos se ven privados de sus cargos. Todo es inútil, ya que las críticas continúan y la Reina se gana el apodo de «Madame Déficit». Es acusada de estar en el origen de la política anti-parlamentaria de Luis XVI y de nombrar y destituir a los ministros. En 1788 es ella la que induce al rey a despedir al impopular Loménie de Brienne y sustituirle por Necker. Ya es demasiado tarde, Luis XVI había sido demasiado débil.

«Que coman pasteles»

Ya en proceso de desatarse la Revolución Francesa, se difundió una frase que, supuestamente, había pronunciado María Antonieta. Se contó que, cuando la gente del pueblo, a falta de harina y trigo para preparar pan, fue a Versalles a encararse con ella, ésta habría respondido altaneramente con la frase: «Que coman pasteles» («Qu’ils mangent de la brioche»). Este supuesto hecho causó un gran enojo en el pueblo y contribuyó a que aumentara el odio que éste sentía hacia la Reina.
Hay muchas versiones que señalan por qué razón María Antonieta habría dicho aquello. Sin embargo, ya el filósofo contemporáneo Jean-Jacques Rousseau confirma que la frase no fue proferida por ella, sino por otra reina anterior, María Teresa de Austria (esposa de Luis XIV); la frase original era «S'il ait aucun pain, donnez-leur la croûte au lieu du pâté» («Si no tienen pan, que les den el hojaldre en lugar del paté»).
Según el biógrafo Stefan Zweig, no hay duda de que esta frase se atribuyó de forma falsa a María Antonieta, y que quien realmente pronunció algo parecido en la misma época, fue una de las tías de la Reina e hijas de Luis XV, que ante las noticias recibidas de que el pueblo pedía pan, apostilló «si no tienen pan, que coman costra de pastel».
Aún hoy en día son muchas las personas que consideran a María Antonieta como autora de la citada frase, aunque, según la historiadora británica Antonia Fraser, esto nunca fue dicho por María Antonieta



La Revolución de 1789

En 1789 la situación de la Reina es insostenible. Corre el rumor de que Monsieur (futuro Luis XVIII) habría depositado en la asamblea de los notables de 1787 un dossier que probaba la ilegitimidad de los infantes reales. El rumor menciona un retiro de la Reina en Val-de-Grâce. El abad Soulavie, en sus Mémoires historiques y politiques del reinado de Luis XVI, escribe que se pensaba que María Antonieta «se llevaría con ella todas las maldiciones del pueblo y que la autoridad real sería, por este motivo, total y súbitamente regenerada y restaurada».

El 4 de mayo de 1789 se abren los Estados Generales. Después de la misa de apertura sube al púlpito monseñor de la Fare que, con duras palabras, ataca a María Antonieta denunciando el lujo desenfrenado de la Corte y de los que, hastiados de este lujo, buscan el placer en «una imitación pueril de la naturaleza» (contado por Adrien Duquesnoy en el Journal sur l’Assemblée constituante), alusión evidente al Pequeño Trianón.
El 4 de junio muere el pequeño Luis José. Para evitar gastos se sacrifica el ceremonial en la basílica de Saint-Denis. La actualidad política no permite a la familia real un sepelio solemne. Conmocionada por este acontecimiento y desorientada por el cariz que toman los Estados Generales, María Antonieta se deja convencer por la idea de una contrarrevolución. En julio, Luis XVI destituye a Necker. La Reina quema sus papeles y recoge sus diamantes, trata de convencer al Rey para dejar Versalles e ir a una plaza fuerte segura, lejos de París. Desde el 14 de julio un registro de proscripción circula por París. Los favoritos de la Reina están en primer lugar y la cabeza de la Reina tiene fijado el precio. Se la acusa de querer hacer saltar el Parlamento con una bomba y de mandar a las tropas sobre París.
El 1 de octubre se produce un nuevo escándalo: tras un banquete ofrecido a los guardias de corps de la Casa militar, un regimiento de Flandes que acaba de llegar a París, la Reina es aclamada, las escarapelas blancas son enarboladas y las tricolores pisoteadas. París está indignado por estas manifestaciones monárquicas y por el banquete dado cuando hasta el pan le falta al pueblo. El 5 de octubre una manifestación de mujeres se dirige a Versalles pidiendo pan y diciendo que van en busca del «panadero» (el Rey), la «panadera» (la Reina) y el «pequeño aprendiz» (el Delfín). Al día siguiente, por la mañana, los amotinados, armados con picos y cuchillos, entran en el palacio, matan a dos guardias de corps y amenazan a la familia real, que se ve obligada a regresar a París escoltada por las tropas del Marqués de La Fayette y los amotinados. Durante el trayecto se lanzan amenazas contra la Reina e incluso le enseñan una cuerda prometiéndole una farola en la capital para colgarla.


La monarquía constitucional

El 10 de octubre Luis XVI está de nuevo en París. Con María Antonieta deciden solicitar la ayuda de los monarcas extranjeros, el rey de España Carlos IV y José II, hermano de la Reina. Pero el Rey de España responde con evasivas y el 20 de febrero de 1790 José II fallece. La Fayette le sugiere a la Reina, con toda frialdad, que se divorcie. Otros hablan, casi con descaro, de emprender un proceso de adulterio y pillar a la Reina en flagrante delito con el conde de Fersen.
Breteuil les propone, a finales de 1790, un plan de evasión. La idea es que dejen las Tullerías y se refugien en la plaza fuerte de Montmédy, próxima a la frontera. La Reina está cada vez más sola, sobre todo desde que, en octubre de 1790, Marcy-Argenteau se ha marchado de Francia para ocupar su nuevo cargo en la embajada de los Países Bajos, y de que Leopoldo II, el nuevo emperador (otro de sus hermanos) elude sus peticiones de ayuda. Como monarca filósofo, le aconseja a su hermana que acepte los dictados de la nueva Constitución. El 7 de marzo, una carta de Mercy-Argenteau dirigida a la reina es interceptada y entregada a la Comuna. Otro contratiempo para la reina, pues es presentada como una prueba de su intención de vender la patria a Austria.El 10 de octubre Luis XVI está de nuevo en París. Con María Antonieta deciden solicitar la ayuda de los monarcas extranjeros, el rey de España Carlos IV y José II, hermano de la Reina. Pero el Rey de España responde con evasivas y el 20 de febrero de 1790 José II fallece. La Fayette le sugiere a la Reina, con toda frialdad, que se divorcie. Otros hablan, casi con descaro, de emprender un proceso de adulterio y pillar a la Reina en flagrante delito con el conde de Fersen.

El 20 de junio se produce la evasión y la desafortunada expedición a Varennes. Rápidamente París se da cuenta de la fuga, aunque La Fayette intenta hacer creer que el rey ha sido raptado por unos contrarrevolucionarios. La familia real, cerca de París, no se siente muy segura. Desdichadamente, su berlina lleva un retraso de más de tres horas, y así, cuando llegan al primer lugar de encuentro, el relevo de Pont-de-Somme-Vesle, las tropas prometidas se han retirado pensando que el rey ha cambiado de idea. Poco antes del mediodía la berlina es detenida en Varennes-en-Argonne. El conductor del relevo precedente, en Sainte-Menehould, ha reconocido al Rey. Se producen unos momentos de nerviosismo, nadie sabe qué hacer y, durante este lapsus, la muchedumbre llega a Varennes. Por último, la familia real amenazada y en medio de una situación muy violenta, es devuelta a París.

Después de Varennes

Interrogado en París por una delegación de la Asamblea Constituyente, Luis XVI contesta con evasivas. Sus respuestas, hechas públicas, suscitan la ira del pueblo, que reclama el derrocamiento del Rey. María Antonieta se entrevista secretamente con Antoine Barnave, que quiere convencer al rey para que acepte su papel de monarca constitucional. El 13 de septiembre, Luis XVI acepta la Constitución. El día 30, la Asamblea constitucional se disuelve y es reemplazada por la Asamblea legislativa, aunque se hacen patentes los rumores de guerra con las monarquías próximas, en primer término, Austria. El pueblo se revuelve contra María Antonieta, a la que califican de «monstruo femenino» e incluso de «Madame Veto», acusándola de querer sumir a la capital en un baño de sangre. El 3 de agosto de 1792, el manifiesto de Brunswick, inspirado por Fersen, termina de inflamar al pueblo.
El 10 de agosto se produce la insurrección. Las Tullerías son asaltadas, el Rey se refugia en la Convención, que vota su suspensión provisional, y ambos son internados en el convento de los Feuillants. Al día siguiente, la familia real es transferida a la prisión del Temple. Allí moriría, casi dos años más tarde, su segundo hijo varón, a los 10 años de edad, conocido como Luis XVII, aunque por supuesto nunca reinó. Durante las matanzas de septiembre, la princesa de Lamballe, víctima simbólica, es salvajemente asesinada y su cabeza se exhibe en la punta de una pica, paseándola por delante de las ventanas tras las que se halla María Antonieta. Poco después, cuando ya la guerra ha empezado, la familia real queda retenida por la Convención. A principios de diciembre, se descubre el «armario de hierro» en el que Luis XVI guarda sus papeles secretos. El proceso, a partir de ese momento, es inevitable.
El 26 de diciembre la Convención vota a favor de la muerte de Luis XVI, que es ejecutado el 21 de enero de 1793. El 27 de marzo, Robespierre pregunta, por primera vez, delante de la Convención por la suerte de la Reina. El 13 de julio el Delfín es separado de su madre y confiado al zapatero Antoine Simon. El 2 de agosto es María Antonieta la que es separada de sus hijos y conducida a la Conciergerie para su reclusión. Su interrogatorio empezará al día siguiente.
La primera celda de María Antonieta en La Conciergerie fue instalada en la antigua sala de reunión de los carceleros (una celda humilde con un catre, un sillón de caña, dos sillas y una mesa). La celda tenía una estrecha y pequeña ventana que daba al jardín de las mujeres. Tras una tentativa de evasión dirigida por Alexandre Gonsse de Rougeville, María Antonieta fue llevada a una segunda celda. Un biombo la separaba de los guardias que la custodiaban.
Posteriormente, Luis XVIII hizo cerrar con una pared esta segunda celda y construir una capilla. La mitad oeste fue anexionada a la capilla real por medio de un local en el que se asegura que Maximilien Robespierre pasó sus últimas horas.


El proceso

El 14 de agosto de 1793, María Antonieta es puesta a disposición judicial ante el Tribunal revolucionario, presentándose como acusador público Fouquier-Tinville. Si en el juicio de Luis XVI se había intentado guardar las apariencias de una cierta equidad, no se hizo así con el proceso a María Antonieta. El dossier se prepara a toda prisa; es, a todas luces, incompleto, Fouquier-Tinville no logra encontrar todos los documentos de Luis XVI.
Para exagerar la acusación, Tinville hace declarar contra su madre al Delfín, manipulado por sus guardianes revolucionarios. Delante del tribunal, el niño acusa falsamente a su madre y a su tía, Madame Isabel, de haberle incitado a la masturbación y de haberle obligado a participar con ellas en ciertos juegos sexuales. Indignada, María Antonieta pide a las mujeres del público que la defiendan: «La naturaleza rechaza semejante acusación hecha a una madre. Apelo a todas las madres presentes en la sala». El motín es evitado por poco.
Se la acusa, asimismo, de entenderse con las potencias extranjeras. Como la reina lo niega, Herman, presidente del Tribunal, la señala como «la instigadora principal de la traición de Luis Capeto», lo cual presupone un proceso por alta traición. El preámbulo del acta de acusación declara asimismo:
Examinados todos los documentos presentados por el acusador público resulta que, a semejanza de las Mesalinas,BrunegildaFredegunda y Médicis, que fueron calificadas como reinas de Francia y cuyos nombres, para siempre odiosos, no figurarán en los anales de la Historia, María Antonieta, viuda de Luis Capeto, ha sido, después de su paso por Francia, la plaga y la sanguijuela de los franceses.
Las declaraciones de los testigos de cargo resultaron poco convincentes. María Antonieta contesta:
No fui más que la esposa de Luis XVI, fue él el que cometió los errores y ella aceptó su voluntad.
Fouquier-Tinville pide la pena de muerte y declara a la acusada: «enemiga declarada de la nación francesa». Los dos abogados de María Antonieta, Tronçon-Ducoudray y Chauveau-Lagarde, jóvenes e inexpertos, desconociendo el dossier, sólo pueden leer, en voz alta, algunas notas que han podido redactar.
Cuatro preguntas se dirigen al jurado:
1.- ¿Se tiene constancia de que hayan existido maniobras y contactos con las potencias extranjeras u otros enemigos exteriores de la República? Las mencionadas maniobras y contactos ¿tenían como objetivo proveer ayudas monetarias, darles entrada al territorio francés y facilitarles la compra de armas?
2.- ¿Tiene conciencia María Antonieta de Austria (…) de haber cooperado en estas maniobras y contactos?
3.- ¿Se tiene constancia de que existe un complot y una conspiración para conducir a una guerra civil en el interior de la República?
4.- ¿Está convencida María Antonieta de haber participado en este complot y esta conspiración?
A estas cuatro preguntas el jurado responde que sí. María Antonieta es condenada a la pena capital el 16 de octubre, dos días después del inicio del juicio, acusada de alta traición. De madrugada escribe una carta a Madame Isabel, la hermana de Luis XVI:
Acabo de ser condenada, no a una muerte honrosa, sino a la que se reserva sólo para los criminales, pero voy a reunirme con vuestro hermano.
Al mediodía del día siguiente María Antonieta es guillotinada, sin haber querido confesarse con el sacerdote constitucional que le habían propuesto. Fue enterrada en el cementerio de la Madeleine, calle de Anjou-Saint-Honoré, con la cabeza entre las piernas. Su cuerpo fue exhumado posteriormente el 18 de enero de 1815 y transportado el 21 a Saint-Denis.
Yo sé que, sobre todo en las cuestiones políticas, no he tenido ningún ascendiente sobre las ideas o pensamientos del Rey. ¿Sería prudente para mí el tener con su ministro algunas entrevistas para tratar de ciertos asuntos sobre los cuales él está casi seguro de que el rey no me atendería? Sin hacer ostentación alguna ni mentir, yo dejo creer al pueblo que tengo más crédito del que en realidad tengo, porque si no se me cree, tendré todavía menos crédito.
En su descargo y por lo que se deduce de una carta escrita a su hermano, parece ser que ella no tuvo nunca ninguna influencia acerca de las decisiones políticas tomadas por del Rey.
Tras la ejecución de María Antonieta se declaró la guerra entre Francia y Austria, poniendo fin a la alianza establecida por Bernis y Choiseul, alianza que había resistido hasta ese momento.
De 1779 a 1800, la pintora Vigée-Lebrun pintó unos treinta retratos de María Antonieta.


Frases relevantes en sus últimos momentos
  • Días antes de su muerte, después de que su marido fuera ejecutado, sus hijos arrancados de su lado, el Delfín manipulado para acusarla de estupro, y completamente sola, en su prisión María Antonieta se golpeó la cabeza contra una viga del techo haciéndose una herida que no paraba de sangrar. La todavía reina no se quejó. Ante la pregunta de uno de los guardias: «¿Os habéis hecho daño?», María Antonieta contestó: «No, ahora ya no hay nada que pueda hacérmelo.»
  • Vale la pena recordar uno de sus momentos más estremecedores: cuando supo el descuartizamiento cruel y sangriento de su leal amiga María Luisa de Saboya-Carignan, princesa de Lamballe, quien fuera salvajemente asesinada en la prisión de la Force, el 3 de septiembre de 1792, y su cabeza, peinada y empolvada, fue hecha desfilar empalada por las calles entre risas y gritos salvajes.
  • El día de su ejecución, mientras el pueblo entero la abucheaba e insultaba, María Antonieta se tropezó subiendo al cadalso y pisó al verdugo que estaba a punto de guillotinarla. La reina le dijo: «Disculpe, señor, no lo hice a propósito.»


El testamento de María Antonieta 

Cita: "Es a usted, hermana mía, que yo escribo por la última vez. Acabo de ser condenada, no exactamente a una muerte honrosa, si no a la de los criminales, pero tengo el consuelo de que voy a reunirme con vuestro hermano, inocente como él, yo espero mostrar la misma firmeza que él en sus últimos momentos. Estoy tranquila porque la conciencia no tiene nada que reprocharnos, tengo un profundo dolor por abandonar a mis pobres hijos, usted sabe que yo no vivo más que para ellos, y usted, mi buena y tierna hermana, usted que por su amistad ha sacrificado todo por estar con nosotros, en qué posición la dejo! Me enteré por los alegatos mismos del proceso que mi hija ha sido separada de usted, ¡Dios Mío! A la pobre niña no me atrevo a escribirle, ella no recibiría mi carta, ni siquiera sé si esta le llegará a usted, reciba por medio de ésta, para ellos dos mi bendición. Espero que un día, ya que ellos sean grandes, se podrán reunir con usted, y recibir por entero las atenciones de ellos, que ellos piensen en mí y que no deje yo de inspirarles, que los principios y el cumplimiento exacto de sus deberes sean la base fundamental de su vida, que su amistad y su confianza mutua, les sean venturosos, que mi hija sienta que por su edad que tiene, debe ayudar siempre a su hermano por medio de los consejos que la experiencia le habrá dado a ella más que a él y que la amistad entrambos lo puedan inspirar, que mi hijo a su vez, le brinde a su hermana todas las atenciones, los servicios que la amistad pueda inspirar, que ellos sientan que, en cualquier posición en la que se puedan encontrar, les será verdaderamente de buenaventura, que por su unión ellos tomen ejemplo de la nuestra y también de nuestras desgracias, nuestra amistad nos ha dado consuelo, y en la alegría nos ha traído doblemente felicidad cuando uno puede encontrar un amigo y ¿Dónde se pueden encontrar los mejores y lo más queridos que dentro de su propia familia? Que mi hijo no olvide jamás las últimas palabras de su padre, que yo le repito expresamente: “Que no busque jamás vengar nuestra muerte”. Tengo que mencionarle a usted algo muy doloroso para mi corazón, sé muy bien que este niño le ha causado a usted mucha pena, perdónelo, querida hermana, piense en la edad que él tiene y también lo fácil que es obligar a un niño a decir cosas que no conoce y que ni siquiera comprende, vendrá un día, espero, en que él no tendrá más que corresponderle a usted con todas las recompensas posibles por vuestras bondades y ternuras para ellos. Me queda confiarle a usted mis últimos pensamientos, yo quisiera haber escrito desde el principio del proceso, pero no se me permitía escribir, la marcha ha sido tan rápida que ya no me dio tiempo. Muero dentro de la Religión Católica, Apostólica y Romana, en la religión de mis padres, en la cual fui educada y que siempre he practicado, no teniendo ningún consuelo espiritual, ni siquiera he buscado si hay aquí sacerdotes de esta religión, a los otros sacerdotes (constitucionales) si hay, no les diré mucho. Pido sinceramente perdón a Dios por todas las faltas que yo haya cometido en mi vida. Espero que en su bondad Él tendrá a bien recibir mis últimos votos, ya que los hago después de mucho tiempo para que Él reciba mi alma en Su misericordia y Su bondad. Pido perdón a todos aquellos que conozco, a usted, hermana mía, en particular, por todas las penas que, sin querer, le haya podido causar, perdono a todos mis enemigos el mal que me han hecho. Aquí, digo adiós a mis tías y a todos mis hermanos y hermanas, a mis amigos, la idea de estar separada para siempre y sus penas son uno de los más grandes dolores que les doy al morir, que ellos sepan, al menos, que justo hasta mi último momento yo pensaré en ellos. Adiós, dulce y tierna hermana, espero que esta carta llegue a sus manos! Piense siempre en mí, la abrazo con todo mi corazón al igual que a mis pobres y amados hijos, ¡Dios Mío! Que doloroso es dejarlos para siempre. ¡Adiós, Adiós! Me voy para ocuparme de mis deberes espirituales, pues como no soy dueña de mis acciones, me acompañará un sacerdote (constitucional) pero yo protesto aquí que no le diré una sola palabra y que lo trataré como a un absoluto extraño”.De vuelta en el calabozo, a la reina de Francia sólo le quedaban unas horas antes de ser ejecutada, horas que María Antonieta empleó en dejar un último mensaje de amor y de perdón a sus seres queridos. Una carta sublime, grave y conmovedora, dirigida a su cuñada Madame Isabel, que la princesa real nunca recibirá, pues fue interceptada y entregada a Robespierre y estuvo desaparecida hasta el año 1816, en el que salió a luz con motivo de la restauración borbónica en Francia (Luis XVIII):